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La cifra de las necesidades de la banca española no es lo importante

Y a conocemos la cifra de necesidades de la banca: 62.000 millones en el peor escenario. Esto es lo único que van a tener en cuenta los inversores, puesto que en la dinámica del mercado apenas hay tiempo para detenerse en detalles. Pero, además, ese número deja de ser noticia en cuanto se publica. Lo que da juego es la incertidumbre y la elucubración, mientras que la transparencia no deja lugar a la imaginación. En cualquier caso, la cifra en sí misma apenas aporta novedades, ya que cae en el entorno que se esperaba y sigue formando parte de un amplio rango de supuestos que no tienen por qué cumplirse.

La noticia ahora es que seguimos sin conocer los detalles de cómo se resolverá la cuestión. La banca afronta dos problemas, uno de solvencia y otro de liquidez. El primero se afronta reconociendo pérdidas cuanto antes y cubriéndolas con capital. Si no se ha hecho antes es por el miedo de los gestores a esas pérdidas y por la dificultad de captar el capital en el mercado. Así, el problema se ha anquilosado hasta el punto de que hay que recurrir al Gobierno para que los soporte. Pero, si el Gobierno tampoco tiene dinero suficiente, entonces a Europa. Con el problema de liquidez ocurre lo mismo: el nulo acceso al mercado hace que sólo el BCE pueda aportar la liquidez necesaria.

Nadie quiere ceder

Por eso, y dado el vínculo entre la deuda soberana y la financiera, al final, por muchos esfuerzos que se hagan desde dentro de España, la única solución pasa por más Unión Europea. Una unión que hasta ahora no ha existido y que en los últimos meses se ha alejado cada vez más: las LTRO han compartimentado los sistemas financieros nacionales, mientras que los políticos continentales han mostrado su falta de disposición a ceder poder en favor del conjunto. Por eso el problema ha alcanzado este extremo y por eso Draghi se ha negado a poner de su parte mientras la UE no haga sus deberes, puesto que ya cayó en la trampa en diciembre.

Sin embargo, ahora sí hay razones para la esperanza. Las declaraciones recientes a favor de una unión bancaria y las de ayer mismo de Schäuble abogando por la unión fiscal muestran que, quizá, esta vez sí sea la buena. Los precedentes nos obligan a ser cautos. Pero la falta de alternativa nos obliga a apostar por los políticos, una vez más.

Alberto Matellán, Director de Estrategia y Macroeconomía de Inverseguros SVB. Profesor de Análisis Financiero de Cunef.

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