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Ayuda bancaria: de dónde y a quién

Hace una semana se anunció la ayuda por parte de Europa a nuestros bancos. Llegaron las dudas y los miedos: caída de la cotización de bancos, Ibex sobre 6.500, rebaja de rating generalizada, prima de riesgo y CDS (seguros de insolvencia) en máximos. En pocas palabras, la intervención nos sobrevuela.

La primera clave de este estado de confusión está principalmente en de dónde saldrá el dinero: EFSF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, por sus siglas en inglés), ESM (Mecanismo Europeo de Estabilidad, por sus siglas en inglés). La segunda clave, abierta últimamente, es a quién: al Estado o directamente a los bancos.

¿De dónde saldrá el dinero?

La ayuda en un primer momento era la de un préstamo de la UE a España, el cual se canalizaría a través del FROB y estaría garantizado por España. Todavía desconocemos la entidad de donde saldrán los Fondos: EFSF o ESM. La diferencia es sustancial, los préstamos realizados por este último son privilegiados, cosa que no ocurre con el primero. Es decir, en orden de prioridad se sitúan por delante de cualquier otro instrumento, incluida la deuda pública. Esta característica afecta, cómo no, a los títulos públicos, puesto que al tener estos préstamos ese privilegio llevaría casi irremediablemente a nuestro rating a high yield, bono basura, dado que estamos ya muy cerca de él. En la actualidad el vehículo que debería conceder los préstamos es el EFSF, pero a partir del 1 de julio, tal y como está previsto, debería ser el ESM. Dado el calendario y que hasta finales de julio no tendremos datos fehacientes de la situación de los bancos, cobra fuerza que sea este último quien aporte el dinero. Esta situación avalaría los desplomes sufridos recientemente y la elevación de riesgos experimentados en todos los mercados, el peor de los escenarios.

Pero todavía las dudas no se despejan, pues es necesario analizar cómo se llevaría a cabo la inyección de los recursos por parte del FROB. Aquí me atrevo a decir que casi con seguridad se instrumentará mediante convertibles por contingencias (cocos), es decir renta fija que en caso de peligro cierto de insolvencia se convierten automáticamente en acciones de la entidad, véase el caso Bankia.

Surgen así nuevos peligros ya que en caso de la conversión en acciones el Estado sería accionista de una entidad con problemas de solvencia, pero éste seguiría siendo el responsable de los intereses y la amortización de los préstamos ante el fondo que los conceda. Segundo, los préstamos refuerzan la solvencia de la entidad solicitante pero no garantizan su viabilidad, que debe desarrollarse en un contexto de deflación del suelo y vivienda, además de un panorama recesivo de la economía española.

Sin embargo, y a raíz de la actual reunión del G20, se pone sobre la mesa una nueva posibilidad: que la ayuda se dé directamente a la banca y no al Estado para su canalización. Esta posibilidad anularía totalmente el escenario anteriormente descrito, pues serían los bancos y no el Estado el garante en exclusividad de esa ayuda; una gran mejora que haría que toda la lectura sobre riesgos realizada más arriba se anulara.

No obstante, en su génesis tanto el actual EFSF como el inminente ESM son mecanismos de ayuda a los Estados, supeditada a un estricto control de ajustes económicos y presupuestarios que los proveen de liquidez; no está previsto que esta liquidez se dé a otras entidades que no sean los propios Estados, es decir, a bancos o entidades privadas. Sobreviene por tanto de dónde saldrían los recursos de esa inyección de liquidez: quizá de un proyecto de unión bancaria a nivel europeo y con una entidad a imagen y semejanza del Fondo de Garantía de Depósitos. Es coincidencia o tiene razón de ser que ante este nuevo panorama se dilate hasta finales de julio la publicación de la situación de las entidades nacionales. EEUU será lo suficientemente disuasivo para presionar a Alemania a dar su aprobación. Cobraría sentido el actual calendario y alguna que otra declaración encubierta.

Como ven, muchas dudas. La forma de gestión de nuestro Gobierno es clave. Se debe dar un voto de confianza a la negociación que lleven a cabo, puede que el haber pedido ahora el rescate y no después sea una jugada maestra, así como a quién. Las implicaciones de un fracaso serían catastróficas. De crecimiento económico se ha hablado en términos vagos, en declaraciones solemnes. Este aspecto se aborda de forma sui géneris y sin embargo es lo que este país y el resto necesita: crecimiento económico.

Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor adjunto BME.

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