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Competitividad en tiempos de incertidumbre

Como cada año por esta época, desde la escuela de negocios IMD elaboramos el Anuario de Competitividad Mundial, en el que se compara 60 de las economías más competitivas del mundo a través del análisis de más de 300 indicadores distintos. Aunque los resultados finales se darán a conocer a finales del próximo mes de mayo, hemos podido extraer ya algunas de las claves económicas que van a marcar, sin duda, este 2012. Se constata en primer lugar que la economía mundial está fragmentada, y que economías ya maduras deberán entrar en un proceso de reindustrialización. Por su parte, las empresas se verán abocadas a gastar su cash y, por último, el euro sobrevivirá ante las presiones.

En primer lugar, cada vez es más discutible el concepto de "economía global" debido a la variada tipología de coyunturas y modelos económicos existentes. Algunos países están en "recalentamiento", como China y quizás Turquía. Otros están en clara recesión, obviamente Grecia, y quizás también España este año. Por su parte, otros se encuentran en riesgo de inflación (Rusia e India), o por el contrario de deflación como Japón, y probablemente Suiza. Tal vez uno de los mayores impactos de la recesión ha sido precisamente la fragmentación de la economía mundial. Algo así como una difracción de la luz. La economía mundial era una luz blanca, pero ahora hay todo tipo de tonos, y las empresas van a tener muy difícil reaccionar a esto.

Las compañías con aspiraciones globales tendrán que adoptar varios modelos de negocio en paralelo. Las empresas hoy en día deben ser flexibles, ágiles y estar en sintonía con los mercados locales o regionales. La dificultad será la gestión de esta diversidad de modelos de negocio y, sobre todo, hacerlo de una manera realmente eficiente. Otro movimiento clave será que las compañías deberán utilizar su cash. Sólo un ejemplo: hacia el final de 2011, las compañías estadounidenses tenían 2.150 billones de dólares en efectivo en sus balances. Solamente Apple contaba con cerca de 98 billones, unos pocos más que el propio Tesoro de EEUU. Nunca ha habido tanto dinero en efectivo en los balances de las empresas. ¿Qué hacen las empresas con todo este dinero? Lo primero es volver a comprar sus acciones y elevar un poco su precio, porque sienten que éstas se infravaloran y quieren protegerse ante una posible oferta de adquisición. La segunda es la compra de otras empresas, por lo que esperamos ver una gran cantidad de fusiones y adquisiciones en 2012.

Regresando a ámbitos más macro, la vuelta al modelo made in será un aspecto fundamental de 2012 por una razón muy simple: las cifras de desempleo son terribles. La tasa de desempleo es del 10,4% en Europa y de un 8,6% en los EEUU. Si hablamos de desempleo juvenil, las cifras se doblan: 18,5% en los EEUU, el 21,3% en Europa, y llega a niveles del 48,7% en España. Esto es una auténtica bomba social y es crítico, especialmente con elecciones futuras en Francia, EEUU y otros países.

Claves para crear empleo

¿Cómo van a crear puestos de trabajo los países? Tienen que fabricar y tienen que exportar. De alguna forma tiene que redescubrir la industrialización. En los últimos 20 años, EEUU, Europa y Japón han perdido alrededor del 20% de su industria en términos de su impacto en el PIB, y esto no es aceptable. Las economías maduras tendrán que volver a "reapuntalarse" y tener más fabricación doméstica. Éste es un gran problema en los EEUU. Jeff Immelt, CEO de General Electric, está empujando en esta línea. También Sarkozy en Francia. Ellos tienen razón para hacerlo. El made in es importante, porque un país se define en última instancia por lo que hace.

Por último, y ya en la Eurozona, no dudamos de la supervivencia del euro. No obstante, el problema en el que vive inmerso debe ser resuelto, y hacer que la moneda única funcione y siga vigente. El punto crucial es que al final del día los mercados tienen que ver al "prestamista de última instancia" en Europa. Y tiene que ser el Banco Central Europeo, o bien otra institución que diga: "Aquí cualesquiera que sean las deudas, vamos a pagarlas". El precio de hacer esto será alto, pero el coste de dejar morir el euro sería aún mayor.

En conclusión, el sueño de la globalización (una economía mundial unificada, modelos de negocio globales y convergencias en todas partes) no va a ser alcanzado tampoco en 2012. La mayor preocupación actual es que últimamente las empresas han oído malas noticias de las instituciones financieras y de los gobiernos, lo que ha provocado que muchas de ellas tengan preparado un plan B. El problema es que, cuando todo el mundo tiene un plan B, éste será con toda probabilidad el escenario que finalmente ocurra.

Stéphane Garelli, Director del Centro de Competitividad Mundial de la escuela de negocios IMD.

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