El dato del déficit público español para 2011 es terrible: un 8,5% del Producto Interior Bruto. En todo 2011, a pesar de unos Presupuestos claramente contractivos, las Administraciones Públicas españolas sólo han sido capaces de reducir la brecha entre sus ingresos y sus gastos en unas 8 décimas, que equivalen a unos 8.000 millones de euros en números redondos.
Si el Gobierno no consigue retrasar la vuelta al 3% que marca el Pacto de Estabilidad y crecimiento más allá de 2013, la tarea de consolidación fiscal que nos espera para 2012 y 2013 es hercúlea y, por lo tanto, difícilmente creíble. En el caso más favorable, las Administraciones Públicas deberían reducir su déficit en unos 30.000 millones de euros cada uno de esos dos años. O sea, unas cuatro veces más que lo que han sido capaces de recortar en 2011 y repetirlo dos veces.
Inevitable subida del IVA al 20%
En estas circunstancias, cuesta trabajo entender que el Gobierno haya decidido darse dos meses para cerrar las cuentas de 2011 y un mes más para presentar sus presupuestos. En esta situación, la subida del tipo general del Impuesto sobre el Valor Añadido hasta el 20%, por lo menos, es inevitable y el Gobierno debería anunciarla cuanto antes.
Los españoles debemos aceptar que el Estado del Bienestar que tenemos, gestionado como lo gestionan nuestras Administraciones, resulta muy caro y que necesitamos unos impuestos con capacidad recaudatoria suficiente para financiarlo.
También parece inevitable que los españoles nos replanteemos de una vez qué es lo que deben hacer nuestras administraciones públicas y cómo queremos que lo hagan.
¿Y la luz al final del túnel? Como hasta los túneles más largos se terminan, este también se acabará algún día. Pero si vamos a cumplir el objetivo de reducir el déficit hasta el 3% en 2013, yo no veo la luz que anuncie la vuelta a un crecimiento económico moderado, cercano al 1%, hasta principios de 2014, por lo menos.
Javier Díaz-Jiménez, Profesor del IESE.
