Firmas

Tenemos herramientas para ser competitivos

Más allá del debate a flor de piel por la pérdida o ganancia de derechos; con cierta lógica, es objetivo decir que todos valemos menos. Más allá de la siempre interesante contraposición de ideas, que enriquece frente a la que provoca parálisis por análisis, el trabajo vertebra nuestra economía. Son los cimientos, y como no empecemos pronto a construir nuestro modelo de trabajo para el futuro, vamos a enterrar lo poco que nos queda de él.

Por eso, dejemos el debate para el desayuno -sin olvidar lo importante que es el debate-, y pongámonos el mono azul para empezar a cavar el socavón donde plantar las relaciones laborales modernas que los nuevos escenarios exigen y que esta profunda reforma laboral propicia. Manos a la obra pues para empezar a utilizar los mecanismos que tenemos.

Según el criterio del empresario

El cambio de paradigma que algunos utilizamos para definir el nuevo escenario se explica porque esta reforma trae consigo un conjunto de herramientas que permitirán al empresario adaptar mucho más a sus necesidades el marco de condiciones laborales de sus trabajadores. Esos cambios normativos, que van a hacer flexibles las relaciones laborales en las empresas, permitirán adaptar cuestiones hasta ahora prohibidas o difíciles. En la peluquería de ahí enfrente, donde hay pocos clientes, podrán adaptar sus horarios de forma irregular en función de las necesidades que tengan. En el taller de al lado, donde hay un par de operarios que no son demasiado cumplidores, podrán aplicar sistemas de medición del rendimiento a su medida o, quizás, cambiar las funciones a alguno que no acaba de encontrar su lugar. Y decía cuestiones difíciles porque los mecanismos de bloqueo de las decisiones empresariales eran importantes, y ahora por mandato legal el único bloqueo será la propia decisión del empresario, al que se le otorga en gran medida la confianza de construir un modelo de trabajo sostenible en todos sus sentidos y, por ende, con una gran responsabilidad por su parte.

Descuelgue, modificación sustancial, movilidad funcional, convenio o pacto son palabrejas que vienen a definir situaciones en las que el empresario podrá utilizar su criterio organizativo, con más o menos participación de sus trabajadores, para construir el escenario que mejor le convenga. Y el reto estará en que eso se haga de forma inteligente. Y las formas inteligentes del trabajo del futuro son de colaboración y cooperación. Porque el tiempo en que el enemigo estaba al otro lado de la mesa negociando condiciones se acabó. Hoy el enemigo son los mercados, los especuladores u otros sujetos no identificados, que además nunca se sientan a negociar. El trabajo del futuro se construye entre gentes que quieren dar trabajo y gentes que quieren trabajar, y que desde cada empresa -fundamentalmente microempresas- construyen la manera más inteligente y eficiente de lograrlo. Quizás no es el tiempo sino el resultado lo que uno quiere. Quizás es descanso y no dinero lo que desea el otro. Quizás está dispuesto a aceptar que le reduzcan el fijo para mejorar el variable y el monto total.

Coparticipación esencial del trabajador

Nuestro tejido empresarial tiene el reto y la responsabilidad porque la reforma le da instrumentos. Y para utilizarlos de forma óptima deberá dar coparticipación a sus empleados en construir un trabajo centrado en la eficiencia y en el resultado, un trabajo objetivo. Los trabajadores también tenemos esa responsabilidad. Y alguna más, como la de preguntarnos cada mañana, nos escuchen o no, lo que vamos a hacer ese día para mejorar nuestro trabajo, nuestro desempeño.

Con ilusión algunos, con resignación otros, no nos queda otra. Utilicemos lo que nos han traído para construir desde la perseverante colaboración, unos trabajos flexibles que ahuyenten los estigmas del pasado para cuando llegue el dinero.

Josep Ginesta, director de la Oficina de Trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya.

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