
Que la Costa del Sol sea uno de los destinos más deseados de Europa no sorprende… pero les aseguro que lo que sí resulta inesperado es que esa pasión por la buena mesa que se respira en sus playas y en sus calles también haya aterrizado en su aeropuerto. El Aeropuerto internacional de Málaga-Costa del Sol se ha convertido en un auténtico escaparate gastronómico: un lugar donde la espera se convierte en experiencia y donde el viaje comienza mucho antes de embarcar.
Lejos han quedado los tiempos en que comer en un aeropuerto era sinónimo de recurrir a un sándwich envuelto en plástico o una pieza bollería sin alma o directamente, insulsa. Hoy, la realidad es muy diferente: nombres de talla internacional como los patrios Dani García, Dabiz Muñoz o el británico Jamie Oliver, firman cartas capaces de rivalizar con las mejores capitales foodies del continente. Despegar con un buen sabor de boca y el corazón contento ya es una realidad en el aeropuerto malagueño y si aquí, te lo contamos todo para que pienses qué elegir antes de embarcarte en tu próximo viaje…
Dani García: Andalucía en formato exprés
Si hay alguien que podía traer la esencia de la Costa del Sol a su aeropuerto, ese es Dani García porque además, es que él es de marbella y por tanto, Málaga es su tierra. Bibo Flamenco Bar & Tapas nace de los conceptos de brasserie de BiBO Madrid y Marbella, pero adaptado a un nuevo entorno en el aeropuerto. Este proyecto adquiere una dimensión especial al tratarse del punto de partida donde comienzan los viajes que inspiran a Dani García y su cocina. Así, esta nueva localización, ubicada en la zona de embarque, se alinea a la perfección con el espíritu global y naturaleza andaluza del chef malagueño.

El chef marbellí ofrece un recorrido por la tradición andaluza en clave contemporánea, pensado para quienes no quieren renunciar al placer aunque tengan un vuelo a la vista. El brioche de rabo de toro se ha convertido en un icono para los viajeros frecuentes: un bocado rápido, jugoso y lleno de identidad. La ensaladilla rusa con ventresca y aceite de oliva virgen extra es un guiño al tapeo malagueño elevado a la categoría gourmet. Y la tarta de queso payoyo, cremosa y contundente, recuerda que siempre hay tiempo para un final dulce, incluso en la T3. La experiencia tiene algo de ritual: probar la cocina de Dani García en su propia tierra antes de despegar es casi una despedida gastronómica de Andalucía. Aquí, la tradición se viste de modernidad sin perder autenticidad, y cada plato es una declaración de amor al producto local.


Dabiz Muñoz: una sacudida de sabor
El universo creativo de Dabiz Muñoz también tiene escala en Málaga. En StreetXO Express, instalado en la zona Schengen de la Terminal 3, el chef madrileño despliega su versión más callejera, atrevida y vibrante. La propuesta está pensada como una descarga eléctrica: platos que sorprenden, remueven y atrapan en cuestión de segundos. El bao de costilla glaseada, jugoso y adictivo, se ha convertido en la estrella del local. Los noodles con panceta crujiente y sriracha devuelven la energía al viajero más cansado, mientras que el rollito de pato pekinés invita a viajar sin salir de la terminal. Todo servido en un ambiente canalla, con el ritmo frenético que caracteriza el sello de Muñoz.
Aquí la espera se convierte en un viaje anticipado: un pasaje directo a Asia con escala en Málaga. No es casual que muchos pasajeros entren solo por el antojo de un bao antes de volar.

Jamie Oliver: frescura mediterránea con acento británico
Desde Londres aterriza Jamie Oliver, que con 'Jamie's Deli', aporta un contrapunto fresco y saludable a la oferta del aeropuerto que pude comprobar en primera persona degustando de manera inesperada una pizza pepperoni deliciosa y llena de matices.

Ubicado en la zona de embarque no Schengen, este espacio es la elección perfecta para quienes buscan algo ligero, sano y rápido sin sacrificar sabor. La pasta fresca del día se sirve con salsas elaboradas al momento, mientras que el sándwich de pollo asado con albahaca y parmesano es un clásico reconfortante. Los zumos naturales, como el de naranja y zanahoria, aportan una dosis de energía que convierte la escala en un respiro revitalizante. La filosofía de Oliver, siempre cercana y democrática, se traslada aquí con opciones vegetarianas, smoothies y un práctico grab&go para los que vuelan con el reloj en la mano. Una propuesta que demuestra que comer bien en un aeropuerto es posible y, además, agradable.


Mucho más que una escala
Aunque los chefs estrella acaparen los titulares, el aeropuerto malagueño también rinde homenaje a la tradición local. Cafeterías que ofrecen molletes antequeranos, pan con jamón ibérico o café con churros recuerdan que la esencia de Málaga se puede saborear incluso a contrarreloj. El Gastrohub, con su propuesta de buffet elegante, completa la oferta con un abanico de platos que permiten improvisar un menú variado sin complicaciones. Y lo mejor es que no todo exige tarjeta de embarque: algunas de estas propuestas se
encuentran antes del control de seguridad, lo que permite a malagueños y visitantes convertir el aeropuerto en un lugar de encuentro gastronómico. Una cita para despedidas gourmet, quedadas improvisadas o simplemente para probar la cocina de autor en un entorno distinto.
Un destino en sí mismo
El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol no sólo es el cuarto con más tráfico de España: se ha convertido en un destino gastronómico por derecho propio. Con nombres como Dani García, Dabiz Muñoz y Jamie Oliver, la terminal se posiciona como un microcosmos culinario que refleja la diversidad de la ciudad: orgullosa de sus raíces, abierta al mundo y siempre en busca de innovación. Aquí, la escala no es un trámite: es parte del viaje. Entre un brioche de rabo de toro, un bao chispeante y un zumo recién exprimido, el pasajero descubre que la experiencia comienza en tierra firme. Málaga ha logrado lo impensable: convertir su aeropuerto en una parada con sabor propio, donde hasta el último rincón respira pasión por la buena mesa.