
En julio de 1974 el ministro Pio Cabanillas y su subsecretario Marcelino Oreja me mandaron a Estocolmo, tras el correspondiente concurso, para dirigir la consejería de Información en la Embajada y la oficina española de turismo. Eran muy conscientes de que Arias Navarro los iba a cesar una vez abandonado el espíritu del 12 de febrero y asustado por los ataques del bunker dirigido por José Antonio Girón de Velasco.
Fue un destino que yo pedí por razones familiares -mi esposa es sueca- y pensando que sería tranquilo después de los agitados días madrileños que incluían la cesión de poderes de Franco al príncipe Juan Carlos y la decisión de la extrema derecha de morir matando. También debía ocuparme de la coordinación de las oficinas en Oslo, Copenhague y Helsinki.
Grave error. Al poco de llegar, el 13 de septiembre, ETA hizo estallar una bomba en la cafetería Rolando en la calle del Correo en Madrid, vecina a la dirección general de seguridad en la Puerta del Sol, con trágicos resultados. No tardó mucho la policía en detener a Eva Forest, esposa de Alfonso Sastre, acusándola de complicidad. La noticia ocupó la primera plana de algunos diarios suecos entre ellos los dos de mayor difusión Expressen y Dagens Nyheter , el primero un tabloide sensacionalista de ideología liberal y el segundo, ligeramente más a la izquierda, el más influyente de Suecia. Ambos, así como la radio y la televisión estatales-no había otra-, compraron íntegramente la versión de Forest de que era una presa política perseguida por antifranquista, que nada tenía que ver con la violencia.
El asunto era alimentado diariamente con informes de amigos y compañeros de Forest que detallaban las torturas a las que era sometida. Por supuesto cuando se comprobó por declaraciones de antiguas compañeras que había abandonado el Partido Comunista porque este se oponía a la violencia y se pudo confirmar su participación ,ninguno de esos medios publicó nada al respecto.
En los años 70, Estocolmo era un centro de acogida de revolucionarios de distintos países, americanos que se escaparon de la guerra de Vietnam, chilenos que huían de la dictadura de Pinochet, insurgentes mexicanos y por supuesto miembros de ETA rodeados por el halo del antifranquismo. Los eficientes servicios de seguridad SÄPO, responsables de la lucha antiterrorista no daban abasto.
En abril de 1975, un grupo de 6 miembros de la banda Baader-Meinhof asaltó la embajada alemana en la isla de Djiurgarden a escasa distancia de la española donde yo tenía una de mis dos oficinas. Las exigencias de los asaltantes de liberar a 26 compañeros encarcelados en Alemania fueron rechazadas por el gobierno de Helmut Schmidt. La policía asaltó la embajada y hubo fallecidos tanto entre los rehenes como entre los terroristas. Los supervivientes fueron repatriados a Alemania. La televisión dedicó amplios espacios a este asunto que fue seguido por una gran audienci . Fue la primera crisis televisada en directo. Causó un amplio impacto en la opinión sueca y aumentó el nerviosismo de la policía que sabía que aún había miembros de la Baader -Meinhof y de otros grupos de distintas nacionalidades libres en Estocolmo donde las amenazas se multiplicaban y algunas bombas explotaban.
Uno de ellos era Norbert Kröcher, anarquista de 25 años, para quien sus compatriotas de la Baader-Meinhof eran niñatos de clase alta. Había militado en el grupo 2 de junio, pero en Suecia iba por libre . Formó un pequeño grupo al que instruyó en el manejo de armas y explosivos y que atracó bancos como principal actividad . Con el dinero del primero de esos atracos se fue de vacaciones a Córcega.
Como Estocolmo se convirtió en uno de los centros de información más interesantes de Europa , por lo que mi amigo Pepe Oneto me solicitó que le enviara crónicas para Cambio 16, revista a la que se había incorporado recientemente y de cuya sociedad propietaria yo era accionista, lo que hice con gusto. Posteriormente también escribí desde la capital sueca para Diario 16 .
Cuando en septiembre los tribunales militares españoles condenaron a muerte a tres militantes del Grapo y dos de Eta, tuvo lugar una fuerte protesta internacional que pretendía evitar las previsibles ejecuciones , Norbert y su grupo decidieron tomar represalias contra el estado español . Colocaron un coche bomba frente a la Oficina española de turismo en el centro de Estocolmo , o al menos es lo que intentaron hacer.
Me estaba afeitando hacia las siete de la mañana de un día brillante, en septiembre todavía hay largas horas de luz, cuando sonó el teléfono. Era la policía que me solicitó que fuera a la oficina a la mayor brevedad, así que salí disparado con solo la mitad de la cara afeitada. Me indicó que me esperaba en Drottninggattan que era la dirección de la antigua oficina muy cercana a la actual. La zona estaba acordonada y tomada por la policía. Efectivamente el objetivo era el edificio donde había estado la oficina pero que ahora ocupaba Spain Tours , un turoperador que vendía solo paquetes a España ,propiedad de la compañía a eerea Spantax. El comisario al cargo ignoraba que no era una organización estatal , me explicó que habían colocado un coche bomba delante de la puerta para que explosionara de madrugada, pero algo había fallado.
Era la bomba más grande que ellos habían visto nunca en Estocolmo y hubiera podido afectar a toda la manzana. La hicieron explosionar en un inmenso descampado en las afueras de la ciudad No sabían quien la había colocado, pero sospechaban de Eta o anarquistas españoles. Me indicó que se pondrían en contacto conmigo desde la SÄPO. La noticia no apareció en los medios de comunicación, pero a partir de ese día empezamos a recibir llamadas telefónicas con avisos de bomba en los teléfonos de la oficina . Las primeras veces mande desalojar, pero el personal se fue acostumbrando y al cabo de una semana nadie abandonaba el local por una amenaza.
La eficiente SÄPO no daba abasto. Me informaron que yo era un objetivo potencial. Me facilitaron una licencia de armas para comprar una pistola con la que practiqué con el inspector de policía enviado desde España para nuestra protección. Cambiaba de ruta cada día y tuve que dejar en casa tanto mi coche y mi mujer el suyo pues las placas diplomáticas identificaban la embajada a la que pertenecían .Me intervinieron el teléfono y hacían labores de contravigilancia.
Nunca me informaron sobre quienes habían sido los autores, ni yo volví a preguntar ante la avalancha de acontecimientos que siguieron a continuación. Solo me enteré ahora ,50 años después, leyendo un reportaje en el Financial Times sobre el terrorismo en aquellos años ,en el que señala a Kröcher como responsable de ese atentado fallido.
Cuando saltó la información de las condenas a muerte en España Kröger decidió tomar represalias por su cuenta. Fue detenido en 1977 cuando estaba planeando secuestrar a la ministra Anna Greta Leijon de la que dependía la lucha antiterrorista . En abril de ese año fue entregado a los alemanes y condenado a 11 años y medio de cárcel.
Las ejecuciones del 27 de septiembre y las masivas movilizaciones contra el gobierno español
El 27 de septiembre el franquismo llevó a cabo su último rito sangriento con las cinco ejecuciones de tres miembros del FRAP y dos de ETA . Inmediatamente se produjeron en numerosas ciudades europeas manifestaciones masivas contra las autoridades españolas . En Estocolmo reunieron a multitudes tanto en el centro como frente a la embajada .
Mientras se celebraba una de esas manifestaciones en la céntrica plaza de Sergelstorg a unos 300 metros de la oficina de turismo situada en Sveavägen, una de las principales calles de la ciudad, Olof Palme que asistía a la misma, se plantó en la acera delante de esta con una hucha y un cartel colgado que ponía : För friheten i Spanien :"Por la libertad en España ", en una obra maestra de propaganda política . La foto apareció al día siguiente en numerosos periódicos cada uno con su propia lectura .Once años después sería asesinado a la salida del cine Grand justo en la acera de enfrente ,cuando iba camino del metro con su esposa y sin escolta .Había sido uno de los grandes apoyos de Felipe González y sin duda el político sueco más importante de las décadas centrales del siglo XX.
España estaba diariamente en los medios de comunicación . La cobertura era negativa e imposible de rebatir. Ya solo confiábamos en que la previsible muerte del dictador liberara la tensión, pero ocurrió el hecho biológico ,como señalaba la prensa oficialista española y la tensión continuó. Unos días después ocurrió un hecho que puso al descubierto la simpleza de algunos medios y las tragaderas que tenían con ETA.
El 25 de noviembre de 1975 Dagens Nyheter tituló en primera plana que cinco etarras habían pedido asilo político en Suecia. La noticia iba acompañada de una entrevista a uno de ellos José Ignacio Abaitua Gomeza, alias Markin, uno de los componentes del comando TXIKIA que había asesinado a Carrero Blanco. Abaitua llamó a la oficina solicitando ver al jefe. Le atendí para informarle que la Oficina de Información no tenía nada que ver con actuaciones de inteligencia .Me pidió que informara a la Embajada de que estaba dispuesto a entregar valiosa información a cambio de 10.000 coronas y un pasaporte nuevo . Su oferta no fue aceptada, pero el dinero lo obtuvo cobrando por entrevistas en el semanario italiano l´ Espresso y en la revista Interviú, en las que detallaba la llamada operación Ogro.
En realidad, era un impostor llamado Juan María Sanz, con un buen historial de estafas, que logró engañar a los que estaban cegados por la supuesta bondad de ETA. Cuando el verdadero Markin apareció en Paris ,él tuvo que entregarse a la policía en Estocolmo en enero de 1976 dejando a más de uno con la cara colorada.
Un mes después de la muerte del dictador, mi mujer dio a luz en el hospital de nuestra zona que estaba a unos cinco kilómetros de mi casa que parecieron cincuenta cuando nos desplazamos allí en medio de una de las mayores tormentas de nieve que se recordaban. Cada día tenía su preocupación.
Cuando fui a recoger a la madre y al niño para llevarlos a casa, pedí la factura , pero no pude pagar a pesar de mis intentos. El hospital alegaba que la madre era sueca y que carecían de un procedimiento para cobrar. Mi temor era que Expressen obtuviera la información y soltara un titular del tipo " funcionario franquista se aprovecha del estado sueco del bienestar".
Al cabo de un par de dias aparecieron dos funcionarias de los servicios sociales que venían a inspeccionar las condiciones higiénicas de la casa para atender al bebé. Les negué el acceso con malas formas preguntándolas si pensaban que una mansión en el mejor barrio de Estocolmo, Djusholm podía no tener sanitarios y agua caliente. A los pocos dias mi esposa recibió por correo una carta de la agencia encargada de estos asuntos informándola del subsidio que iba a cobrar mensualmente , acompañada del correspondiente cheque. Con el permiso de ella devolví el cheque y les informé que mi esposa era española por matrimonio y que no quería recibir el bydrag. No hubo respuesta , pero el cheque mensual siguió llegando. Llamé por teléfono al jefe del departamento que me atendió amablemente, pero se negó a atender a mis argumentos señalándome que a el no le importaba si mi mujer era también española y que, en todo caso, no tenía nada que hablar conmigo. El banco advirtió a mi mujer de las dificultades que estaba creando . Al final tuvimos que rendirnos al estado del bienestar a pesar del malestar que nos generaba.
El comienzo de la transición y la mejora de la imagen de España en Suecia
El nombramiento de Adolfo Suarez en julio de 1976 fue interpretado como franquismo sin Franco. Al poco tiempo de ese nombramiento coincidí en los vestuarios de Real Club de Tenis de Estocolmo con Palme y su íntimo amigo Harry Schein, director de la filmoteca nacional y sobre todo, marido de la maravillosa Ingrid Thulin. Schein le preguntó a Palme quien era ese Suarez .Su respuesta fue demoledora: en gammal fascist : un viejo fascista.
Pero poco a poco las cosas fueron cambiando . Sin duda Felipe González había convencido a Palme de que había que dejar respirar al gobierno de Suarez . Su claro posicionamiento en contra del boicot comercial y turístico a España promovido por Pablo Castellanos y patrocinado por los sindicatos suecos fue definitivo para la defensa de nuestros intereses.
Unos meses después la filmoteca española, con la colaboración de Schein, montó una semana de cine español en la sueca. Para organizarla quedamos a comer en el restaurante más prestigioso de Estocolmo, el Operakállare ,en los bajos del teatro . Cuando me presento y pregunto por la mesa reservada por el señor Shein el maître me conduce hasta una en la que estaba sentada Ingrid Thulin , que rápidamente me señaló que su marido la había pedido que nos acompañara. Me empezaron a temblar las rodillas al sentarme frente a ella , que me preguntó en inglés si hablaba italiano, puesto que se encontraba más a gusto en ese idioma porque vivía la mayor parte del tiempo en Roma.
Tendría entonces unos 40 años y había perdido algo de la frescura y la inmensa belleza que tenía cuando interpretó a Sophie von Essenbeck en la Caída de los Dioses de Luchino Visconti, pero mantenía el carisma y el atractivo. Me costaba seguir la conversación con Harry , pero al final llegamos a un acuerdo y la semana se hizo en el año 1977, al tiempo que se organizó la equivalente del cine sueco en España. Con ese motivo me puse en contacto con Harriet Andersson pues una de sus películas estaba en la programación. Cuando la localicé estaba ensayando en el Dramaten, el principal teatro de Estocolmo.
Le explique el asunto y me dijo que fuera a recogerla a la salida del ensayo a las cuatro de la tarde . Allí me planté . Harriet apareció sin el más mínimo maquillaje con una falda y una blusa sencillas, era el final del verano, agarrando una bicicleta. Nos sentamos en la terraza de un café en la céntrica plaza de Künstregardens . Nadie se acercó a saludarla. Ni siquiera recibió miradas de los transeúntes. Lo contrario de una diva. No pude evitar acordarme de la escena en Mi verano con Mónica, de Bergman, en la que se lanza desnuda al agua del archipiélago de Estocolmo, desde una roca , que dió comienzo al mito de las suecas.
Desde hacía unos meses estaba ayudando al poeta español Justo Jorge Padrón en su trabajo para conseguir el premio Nobel para Vicente Alexandre. Justo había establecido una relación de amistad con el más prestigioso de los académicos suecos Artur Lundkvist, responsable de la sección de lengua española. había traducido al sueco Sombra del Paraíso, pieza importante del surrealismo poético. Me pidió que montáramos en casa una cena para para Lundvist , su esposa la poetisa danesa Maria Wine y otros académicos, en la que, con los eflujos de la queimada Artur nos admitió que el Nobel se lo llevaría Aleixandre, como así fue. La noche del Nobel, el diez de diciembre mi esposa y yo fuimos invitados a la cena en el Ayuntamiento , una experiencia maravillosa sumada, además, al hecho de que ser funcionario español había dejado de ser un estigma.
Otros escritores se habían autoproclamado candidatos al Nobel ,como mi amigo Francisco Umbral que ,ante el pasmo del camarero pidió un vaso de leche fría en la discoteca de moda en Estocolmo en la que estábamos.
Mi destino en Estocolmo me permitió conocer el resto de los paises nórdicos de los que tambien me ocupaba. Mi viaje más importante fue en el verano de 1975 cuando formé parte , como jefe de prensa de la delegación española que acudió a Helsinki para las reuniones que terminaron con el acuerdo firmado el 1 de agosto de 1975 que consagró las fronteras europeas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Pero el más psicodélico fue el que hicimos en septiembre de ese año , mi mujer embarazada de seis meses mi hijo de tres años y una pareja de amigos con un niño de la misma edad , a San Petersburgo, que nos organizó un diplomático de la KGB en la embajada soviética , que estaba convencido que yo tambien trabajaba en labores de inteligencia a pesar de mis negativas .
Desde Helsinki nos dirigimos a Viborg cruzando la tierra de nadie . En la carretera no había más coches que el nuestro. El aduanero finlandés nos despidió con un " buena suerte " y vayan despacio, que no auguraba nada bueno. Al llegar a la aduana rusa unos cuatro o cinco funcionarios se abalanzaron sobre nosotros a ver si hacían algun mérito. Pude comprobar en el libro de registro que el ultimo coche había pasado hacia dos dias .El más listo descubrió que mi pasaporte había sido manipulado .Resulta que como los nombres de los pasaportes diplomáticos se escriben a mano, el encargado de hacerlo había corregido un ligero desvío en la T de Tomé. Mientras tanto los dos niños habían salido y fueron traídos de vuelta por un jovencísimo soldado metralleta en ristre apuntándoles. Cuando indiqué al jefe del puesto la barbaridad de apuntar a niños de tres años me contestó impertérrito que las ordenes eran que nadie podía circular en esa zona.
Tres horas después y tras haber conseguido que el jefe del puesto hablara con mi amigo de la KGB en Estocolmo pudimos reiniciar el viaje con la obligación de presentarnos en los diversos puestos que había hasta nuestro destino. Al final tardamos más de doce horas en recorrer los menos de 400 kilómetros .
En el verano del año anterior pude disfrutar del sol de medianoche en la Laponia sueca y en noviembre de uno de los grandes espectáculos de la naturaleza: una aurora boreal en Islandia ; un verdadero concierto con notas musicales de diversos colores desprendiéndose del cielo.
Tras las elecciones de 1977, Ignacio Aguirre me llamó a Madrid para ocuparme de la organización de la secretaria de estado de turismo y con el fui también a la Moncloa como director del Gabinete de la secretaria de estado de información, tras el golpe del 23 de febrero.
Todos los veranos he regresado a Suecia donde mi mujer tiene una modesta casa de verano al sur de Gotemburgo. Con el paso del tiempo solo permanecen los recuerdos positivos . Ahora recuerdo lo mucho que aprendí sobre turismo y como disfruté patinando sobre el hielo de los lagos o incluso del mar o esquiando en los bosques cercanos . Mi hijo nacido allí me lo recuerda sin necesidad de abrir la boca.