Evasión

Un paseo por las estrellas de la mano de Truman Capote: Marilyn Monroe, Liz Taylor y los 50 años de 'A sangre fría'

  • La colección Compactos de Anagrama nos trae Retratos, volumen que reúne los perfiles magistrales de Marlon Brando, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor
  • Se cumplen este año los 50 de la primera publicación de A sangre fría. En formato serie de cuatro partes, fue editada originalmente en la revista The New Yorker en 1965. La publicación del libro llegó en 1966
'Retratos' de Truman Capote

Estrenamos agosto seducidos por el cine y por este volumen de Truman Capote que compila unos retratos de Marilyn Monroe, Marlon Brando y Liz Taylor de altísima precisión, con un perfeccionismo cuidado al detalle.

Nos dejamos llevar de la mano de un gigante de la literatura del siglo XX, Truman Capote, creador del género de novela de no ficción. La colección Compactos de Anagrama nos trae Retratos, volumen que reúne los perfiles magistrales de Marlon Brando, Marilyn Monroe y Elizabeth Taylor. A través de su escritura, captura la esencia de estos gigantes de la pantalla. El libro, en su edición española, tiene la traducción de Mauricio Bach, Benito Gómez Ibáñez y Francesc Roca. Además, se cumplen este año los 50 de la primera publicación de A sangre fría. En formato serie de cuatro partes, fue editada originalmente en la revista The New Yorker en 1965. La publicación del libro llegó en 1966.

Marilyn, "una adorable criatura"

Gran observador y cronista de su época, Capote nos acerca a la figura de Marilyn, la mujer seductora, la silueta irresistible que sintetiza la constelación de estrellas que cabía en el Hollywood dorado. En aquellos años de destellos de glamour, se conocieron. Fue en 1949. Capote dijo de la protagonista de Con faldas y a lo loco, que era "una adorable criatura" y así tituló su perfil.

Ambos coincidían en fiestas y eventos sociales, de cócteles, Martinis y noches sin fin. Monroe iba camino de lucir como estrella total. Era 1949, se convirtieron en amigos y en confidentes. Quedaban solo cuatro años para Los caballeros las prefieren rubias" (1953) y Niágara (1953). Año de doblete que lanzó a la Monroe a la cima de Olimpo. Capote era un animal social. La estrella de los cócteles en los locales de moda de Nueva York. El mundo era de ellos. Hablaban de amor, de amantes y de sexo.

Forjaron una amistad sólida y sincera que los unió. La vulnerabilidad que se escondía tras el caparazón de Monroe atraía como un imán al periodista y escritor, que admiraba profundamente a la actriz y que había nacido para armar retratos de personas y de paisajes. Su conexión era profunda y honesta. El autor de A sangre fría postuló a Monroe para el papel de Holly Golightly en Desayuno con diamantes. Ella era su Holly perfecta. De hecho, el papel de Audrey Hepburn caminando por el Upper East Side de Manhattan en la maravillosa película de Blake Edwards fue escrito originalmente para Marilyn Monroe, según IMDb. Pero aquello se truncó. Finalmente fue Audrey con su collar de perlas quien se asomaba al escaparate de Tiffany's.

Marilyn Monroe

Los siete minutos de Marlon Brando

"Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse". Intuitivo y observador, cronista de su época y fotógrafo social, Truman elabora unas semblanzas gloriosas de los más grandes del cine. A medio camino entre la ternura y la perfidia, pinta unos retratos con altísima precisión, con un perfeccionismo cuidado al detalle. Como cuando nos habla de Marlon Brando durante el rodaje de Sayonara (que tanto irritó al actor de La ley del deseo y Un tranvía llamado deseo). Brando se encontraba en Japón, inmerso en su papel del aviador estadounidense Lloyd Ace Gruver que se enamora de una actriz japonesa. Un amor interracial e intercultural en el trasfondo de los años de ocupación de EE UU en el Japón después de la Segunda Guerra Mundial en una cinta de Josuah Logan. Allá fue Capote, a entrevistar al gran divo. Era el año 1956. Compartieron siete horas de conversación en un hotel de Kioto. Hablaron de la vida, el amor, la familia, la fama, James Dean y el tiempo que le duraba el entusiasmo a Brando por cualquier cosa que se le cruzara en el camino. Exactamente siete minutos de su vida. "Miraba a la gente con una expresión de lástima, como si viviera en esferas de iluminación donde ellos no vivían", dijo el novelista del genio de la interpretación. El perfil, magistral, se publicó en The New Yorker.

Marlon Brando y Eva Marie Saint

En Retratos el escritor rememora a su amigo Tennessee Williams, autor de la obra maestra del teatro estadounidense Un tranvía llamado deseo, ganadora en 1948 del Pulitzer. Y también escribió la semblanza de Liz Taylor, con quien tuvo una relación de admiración por su belleza inabarcable y su sonada presencia. De la actriz de ojos violetas, protagonista de De repente, el último verano, La gata sobre el tejado de zinc y Cleopatra, hablaba de su temperamento volcánico que conciliaba con una lealtad inquebrantable por sus amigos. Capote consolidó su círculo de amistades con las grandes divas como Jackie Kennedy. Mujeres que encarnaban el glamour absoluto que él idealizaba con su escritura.

Retratos, además, reúne las semblanzas de un atormentado Montgomery Clift, de un alcohólico y ambicioso Richard Burton; Jane Bowles y el fotógrafo Cecil Beaton. Fueron los posados del maestro de la cámara Richard Avedon los que inspiraron a Capote a escribir los perfiles, desde John Houston, Chaplin, Coco Chanel y Mae West hasta Louis Amstrong.

Volviendo a In cold blood, Capote se embarcó en una crónica negra que le subyugó durante seis años. En 1959, cegado por su instinto, se traslada a Kansas, a Holcomb, para investigar el oscuro asesinato de la familia Clutter. Con la compañía de su amiga y escritora Harper Lee, finalmente publicó A sangre fría en 1966 donde compuso un retrato del crimen fatal donde reconstruyó las semblanzas de los dos asesinos que lo cometieron.

El año pasado, en septiembre de 1924, se cumplió un siglo del nacimiento del autor de Nueva Orleans. Pieza clave de la literatura norteamericana, Truman Streckfus Persons, conocido universalmente como Truman Capote, fue muy precoz. Empezó a escribir a los ochos años, "sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo", tal y como escribió en el prólogo de Música para camaleones. Aireó las intimidades de la aristocracia estadounidense, lo que provocó su expulsión de los círculos de la alta sociedad. Una soledad que agravó su alcoholismo y su tormento. El 25 de agosto de 1984 murió en Los Ángeles por una enfermedad hepática y una intoxicación de drogas. Tenía 59 años.

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