
Barcelona cuenta con un nuevo espacio que combina ocio, entretenimiento... y dulce. House of Candy ha abierto sus puertas en el 620 de la Gran Via de les Corts Catalanes, en pleno corazón de la ciudad y a dos pasos de la plaza Cataluña, para ofrecer una experiencia interactiva que ofrece desde piscinas de regaliz hasta bosques de helados gigantes o cielos de algodón de azúcar.
Liderado por Enrique Vives, cocreador del museo White Rabbit en el antiguo Bulevard Rosa, empresa fundada por su abuelo, House of Candy cuenta con 10 salas temáticas y rinde homenaje al imaginario mundo de las chucherías. El recorrido por todas sus salas se realiza aproximadamente en una hora y media.
El proyecto "nace como un homenaje al poder transformador de una simple golosina", afirma Vives. "Queríamos crear un universo que celebrara el juego, el color, la estética y la emoción, con la ambición de situar a Barcelona al frente del entretenimiento, ocio y cultura en Europa", explica.
En total, el espacio ocupa 2.000 metros y cuenta con una cafetería y una tienda donde los visitantes pueden relajarse, comprar productos con guiño o disfrutar de un helado artesanal a cargo de Paral·lelo Gelato.
House of Candy se dirige tanto al público local como extranjero. De hecho, tiene un enfoque amplio: familias, jóvenes de la generación Z, millennials en busca de nuevas experiencias, creadores de contenido y empresas a la zaga de actividades originales para sus equipos.
"Esperamos recibir unos 100.000 visitantes durante el primer año, con un ticket medio de 17 euros", detalla Vives.