
Jennifer Lopez ha regresado, y lo ha hecho como solo ella sabe: deslumbrante, enérgica y completamente renovada. En una noche cálida que rozó los 30 grados, Pontevedra fue testigo del renacer artístico de la diva del Bronx, que eligió el Parque de Tafisa como punto de partida de su esperada gira internacional Up All Night.
Con un body de pedrería, botas altas y una chaqueta con flecos, JLo pisó fuerte el escenario rodeada de una docena de bailarines. La primera gran cita con sus fans desde 2019 —tras la cancelación de su gira anterior por motivos personales— fue más que un simple concierto: fue una declaración de libertad, una celebración de su trayectoria y una mirada honesta hacia su presente.
Vibraciones doradas y corazón latino
Desde los primeros acordes de On the Floor y Save Me Tonight, la energía del público se elevó. "¿Cómo estamos, Pontevedra?", saludó en inglés, disipando el nerviosismo de sus seguidores por sus recientes confusiones geográficas en redes sociales. Pero esta noche no había margen para errores: la conexión fue inmediata.
Jennifer mostró todas sus facetas, desde la diva glam hasta la chica de barrio con actitud hip-hop. Cambió los brillos por cuero para una poderosa mezcla de Jenny from the Block con We Will Rock You de Queen, en un guiño a sus raíces y su espíritu indomable.
En uno de los momentos más sensuales de la noche, se adueñó del escenario al ritmo de I'm Into You, rodeada de su cuerpo de baile masculino. "Vamos a ponernos más sexies. Esta noche yo tengo el control", proclamó con seguridad. Y no solo encendió el escenario, también sorprendió al lanzarse a hablar —y cantar— en español, conectando con sus raíces puertorriqueñas y emocionando al público ibérico.
Uno de los instantes más emotivos llegó con su versión de Gracias a la vida de Mercedes Sosa, vestida con un mono brillante y volantes, seguida de un guiño flamenco en Ain't It Funny, acompañado por guitarra, cajón y palmas. También sonaron Qué hiciste y Si una vez, esta última como homenaje a Selena, la artista que interpretó en el cine y que marcó su carrera. "Me gusta cantar en español. Tengo que hacerlo más, pega más con mi energía", confesó con una sonrisa.
Un nuevo capítulo
Pero no todo fue fiesta. La noche también tuvo espacio para la introspección. Antes de interpretar Wreckage, una balada inédita al piano, Lopez abrió su corazón: "El pasado verano fue duro para mí y para mis hijos". La letra, profunda y sanadora, fue interpretada como una alusión a su ruptura con Ben Affleck.
Ya en la recta final, con los clásicos Waiting for Tonight y Dance Again, la pista volvió a encenderse. Pero fue Free, uno de sus temas nuevos, la que selló su catarsis personal y musical. Sin brillos ni coreografías, con unos shorts vaqueros y una camiseta de flecos de los Rolling Stones, Jennifer se despidió entre lágrimas, dejando al público con una mezcla de asombro y emoción.
Aunque algunos echaron de menos himnos como Let's Get Loud o El Anillo, lo cierto es que esta JLo —más libre, más humana— dejó huella.
Próximas paradas
La gira continuará su recorrido por España: Cádiz (10 de julio), Fuengirola (11 de julio), Madrid (13), Barcelona (15), Bilbao (16) y Tenerife (18). Después cruzará fronteras rumbo a ciudades de Hungría, Italia, Turquía, Rumanía y más, en un verano que promete ser tan intenso como transformador para la artista.