
Mientras el mundo espera saber quién será el próximo 007, el personaje creado por el periodista y novelista inglés Ian Fleming en 1953 libra una de sus batallas más importantes fuera del celuloide: una guerra legal por su propia identidad. Si James Bond ha sobrevivido a villanos, traiciones y crisis globales, ¿podrá ahora sortear el ataque de un promotor inmobiliario con ambiciones comerciales? En su regreso al cine, su licencia podría estar más en juego que nunca. Porque, esta vez, el enemigo no viene armado, sino con un portafolio de abogados.
James Bond ha sido encarnado en el cine por Sean Connery, Roger Moore, Pierce Brosnan o Daniel Craig (hubo otros, no tan icónicos). En todo caso es uno de los personajes más icónicos de la historia del cine. Pero ahora se enfrenta a una amenaza inesperada. Y esta vez, no se trata de un villano con planes de dominación mundial, sino de una disputa legal que podría costarle su propia identidad. La marca que representa al agente secreto más famoso del mundo está siendo cuestionada por un empresario austriaco que busca revocar su propiedad intelectual por falta de uso comercial.
El protagonista de este sorprendente enfrentamiento es Josef Kleindienst, un magnate inmobiliario y fundador del Kleindienst Group, conocido por su ambicioso proyecto turístico en las islas artificiales de "The Heart of Europe", frente a la costa de Dubái. Kleindienst ha iniciado una serie de acciones legales para reclamar los derechos sobre nombres y marcas registradas como "James Bond", "007", "James Bond Agent Spécial 007" y hasta la mítica frase "Bond, James Bond".

El argumento: "no uso, no derecho"
El empresario se acoge a una normativa del derecho de marcas tanto europeo como británico que establece que si una marca registrada no se utiliza de forma comercial en un periodo de cinco años, puede solicitarse su revocación. Kleindienst afirma que varias de estas marcas no han sido utilizadas activamente en algunas de las categorías donde están registradas, abriendo la puerta a una posible anulación parcial o total de los derechos.
Este procedimiento legal, que podría parecer anecdótico, es en realidad una maniobra masiva que afecta a múltiples clases de productos, desde juguetes y vehículos en miniatura hasta cosméticos, publicaciones digitales, e incluso bares o restaurantes. El empresario ha llegado incluso a registrar la marca "James Bond" ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), en un intento por adelantarse a los titulares actuales de la franquicia.
La defensa de la saga
Frente a esta ofensiva, los abogados de Danjaq, la compañía estadounidense que posee los derechos de merchandising de James Bond junto con la británica Eon Productions, han reaccionado con contundencia. Según Rudolf Böckenholt, abogado del despacho Boehmert & Boehmert, que representa a Danjaq, esta maniobra legal constituye una "agresión sin precedentes" contra una de las marcas más valiosas del audiovisual europeo.
"Las marcas James Bond están licenciadas para numerosos productos de consumo, desde artículos de lujo hasta bienes cotidianos", ha declarado Böckenholt al diario The Guardian. De hecho, aunque la franquicia cinematográfica esté en pausa desde el estreno de "Sin tiempo para morir" (2021), la marca sigue generando ingresos a través de licencias, colaboraciones comerciales y productos derivados.
Un momento delicado
El timing del caso no es casual. Desde la salida de Daniel Craig del papel del agente secreto, no se ha anunciado un nuevo actor ni una fecha para la próxima película. Esto ha generado la mayor pausa desde que la franquicia comenzara en 1962. En este contexto de "hibernación" creativa, Kleindienst ha visto una oportunidad para alegar inactividad comercial.
Sin embargo, el universo Bond no está muerto, solo está reconfigurándose. Tras la compra de MGM por parte de Amazon por 8.500 millones de dólares, el futuro del personaje parece estar en manos firmes. En marzo de este año se confirmó que el próximo film será desarrollado por Amy Pascal (exdirectora de Sony Pictures) y David Heyman, productor de sagas como Harry Potter y éxitos recientes como Barbie o Paddington.
¿Qué busca realmente Kleindienst?
Josef Kleindienst ha declarado que tiene planes inminentes para la marca James Bond, aunque no ha detallado si se trata de productos, experiencias inmersivas, o la creación de espacios temáticos como bares o resorts de lujo. Si lograse anular las marcas de Danjaq en ciertas categorías, podría —al menos legalmente— utilizar el nombre "James Bond" para, por ejemplo, abrir un bar de cócteles Martinis con licencia propia.
Este tipo de movimientos no son nuevos en el mundo empresarial. El fenómeno del "brand squatting", o apropiación de marcas abandonadas o inactivas, ha sido común en sectores como la moda o la alimentación. Pero es extremadamente raro que una marca tan consolidada y reconocida como James Bond sea objeto de una ofensiva tan agresiva.
La batalla continúa
Danjaq ha solicitado una prórroga hasta mediados de junio para preparar su defensa ante el EUIPO, una extensión que solo se concede bajo "circunstancias excepcionales". Mientras tanto, sus abogados preparan una argumentación que deberá demostrar el uso comercial activo y continuo de las marcas, no solo en cine, sino también en otros productos y servicios derivados.
Aunque parezca improbable que James Bond pierda su nombre, el caso pone en evidencia la fragilidad legal incluso de las franquicias más sólidas, cuando se enfrentan a normas estrictas sobre propiedad intelectual. El desenlace dependerá no solo del peso cultural del personaje, sino de su capacidad para demostrar que sigue siendo una marca comercialmente viva.