
En pleno corazón de la Costa Brava, entre olivares centenarios, jardines silvestres y el murmullo de un Mediterráneo que por estos lares se pinta de un turquesa intenso y cristalino, florece una propuesta gastronómica única en el mundo. Iolanda Bustos, conocida como 'la chef de las flores', ha convertido su pasión botánica en una experiencia culinaria tan poética como deliciosa. Ella, cocina con lo que cultiva. Inspira con lo que florece. Nosotros, nos citamos con esta fascinante cocinera de altura en los jardines del hotel boutique Mas Generós, donde ofrece sus paseos gastrobotánicos, una experiencia sensorial que empieza entre pétalos y termina en el plato. "La flor es un ingrediente mágico", afirma. "Hoy lo vas a poder comprobar después en la mesa", nos adelanta… pero antes, nos hace a Evasión una gran e inesperada confesión…
"Tuve la suerte de cocinar para Richard Gere hace apenas unos días y fue mágico. Y él, súper agradecido, supo disfrutar de los sabores y de lo todo lo natural que ofrezco. Me sentí Pretty Chef", nos dice entre risas, en alusión a la mítica película que protagonizó el actor antes de continuar con su atrapan relato. "Yo soy también chef privado, y la anfitriona me pidió que ese día la mesa hablara de sensibilidad, de belleza consciente, de naturaleza viva. Nada de carne ni alcohol, solo vegetales, flores, frutas, hojas, raíces… ingredientes con alma. No me dijeron para quién cocinaría, por confidencialidad, como sucede a menudo. Al llegar, descubrí que era para Richard Gere y su esposa Alejandra Silva…", nos confiesa Iolanda Bustos.

"Desde el primer instante, Richard Gere se mostró con una presencia serena y luminosa, profundamente conectada con lo que ocurría. Observaba cada detalle, preguntaba por las plantas, saboreaba con respeto. Se maravilló con las ensaladas de colores vivos, con la tempura de glicinia que colgaba del mismo porche donde servimos, con el canelón de hierbas silvestres cubierto de ajoblanco y azahar, con los corazones de alcachofa con romesco de rosas y el terciopelo de berenjena y flores aromáticas . Pero hubo un momento mágico: al probar el agua de flores -rosas del jardín, saúco, melisa y limón-, bebió casi toda la fuente, y con los ojos brillantes me dijo con una dulzura inolvidable…", nos cuenta al detalle con la misma dedicación con la que cocina, porque ella es así de generosa y detallista con todo…

"Iolanda, con tu comida has restaurado nuestras almas", nos asegura que le dijo el reconocida actor estadounidense asegurando que para ella, esta supuso "una de esas experiencias que te atravesaron el alma. Me recordé que la cocina, cuando nace el paisaje y del amor, puede sanar, emocionar y permanecer para siempre en la memoria . Y que estoy exactamente donde debo esta".
Iolanda no sólo cocina con flores, ha crecido entre ellas. "Soy cocinera porque me gustaban las flores. Me inspiraban. Se secaban por estas flores para que todos pudieran sentir lo mismo que yo". Su conexión con la naturaleza es profunda, íntima. Su madre era pastora y cocinera. Y ella, nacida en el interior de la Costa Brava -esa cara menos conocida del destino, más verde y silvestre-, se ha criado rodeada de colores y aromas que ahora transforma en platos tan bellos como sabrosos. El suyo es un arte que va más allá de la cocina. Es una forma de contar historias a través de pétalos de rosa, capuchinas o pensamientos. Un lenguaje donde lo estético y lo emocional dialogan con lo gastronómico. "Creo experiencias en viñedos, en olivares, con catas de aceites, y también aquí, en hoteles donde la gente puede venir a probarlo".

"Alquimista y cocinera", como se denomina a sí misma, si algo nos queda claro tras hablar con ella y disfrutar de primera mano de su arte culinario, es que se trata de una profesional de la gastronomía única que debe ser motivo de orgullo nacional. Además de tener como epicentro creativo un sitio que creemos inmejorable. Una zona que habla por sí misma con el lenguaje del alma, del sosiego, del amor por la tierra y por la tradición pero que a la vez abraza la vanguardia y que es, la gran cuna española del lujo silencioso: la Costa Brava. Un lugar que atrae a personas de todas partes del mundo y que es además, por su carácter calmado donde reina la privacidad y la tranquilidad, un sitio elegido por grandes personalidades internacionales con es el caso caso de Richard Gere…

Una oda a la buena mesa y a la elegancia más absoluta…
Lo de Iolanda Bustos es una oda a la sensibilidad, a la discreción y a la humildad…porque es una grande a la que jamás la verás presumir de nada. Que nos contara todo lo que nos confesó sobre Richard Gere no fue fácil porque al final, ella cocina con el alma para cualquier persona y no diferencia entre anónimos y celebridades…y al principio notamos el pudor que le daba confesarlo. Luego, su relato se tornó tan extraordinario que ya, era necesario seguirlo. Y si algo nos quedó claro tras también poder disfrutar de sus platos que son auténticas fantasías culinarias con flores como protagonistas, es que su cocina es una invitación a reconectar con la tierra, a saborear con calma, a mirar cada plato como un jardín efímero. Un lujo floral que sólo se da en la Costa Brava, cuando florecen las estaciones… y las emociones.