Evasión

Ni Pedraza ni Peñafiel: el pueblo más pequeño de España con título de ciudad tiene un castillo medieval sobre un abismo

Fuente: Istock

Ubicada justo en el corazón de Burgos, lo primero que divisamos al ir acercándonos hasta allí es que está justamente encaramada sobre el cerro. Lo primero que deducimos de ella es su imponente actitud y la verdad que no vamos nada mal encaminados, pues estamos hablando de una de las ciudades medievales más bonitas de España. Precisamente esta frase puede llevar a error porque sí, con solo situarnos ante ella nos daríamos cuenta que no tiene ni por asomo el tamaño para ser considerada así.

Pero sí, se trata de la ciudad de Frías, a pesar de ser considerada también el pueblo más pequeño del país con apenas unos 300 habitantes repartidos entre sus diferentes callejuelas. El responsable de que esto sea así fue Juan II de Castilla, quien en el año 1435 denominó a Frías, capital del valle de Tobalina, villa con categoría de ciudad. Lo que no podemos negar es el encanto especial que le otorga esta situación: una pequeña ciudad con alma de pueblo medieval.

Con una silueta inconfundible

Quien conoce Frías lo sabe, todas las miradas apuntan a su inconfundible Castillo de los Duques de Frías. Esta construcción del siglo XII tuvo un gran valor estratégico, sobre todo al tener en cuenta que está levantado sobre el cerro de La Muela. Con el paso del tiempo, fue ampliándose hasta ser completada con una muralla que rodeaba la villa, símbolo indiscutible de cualquier ciudad medieval que se precie. A día de hoy todavía es posible conocer las huellas de su pasado, a través de sus tres accesos: la Puerta de la Cadena, Medina y la del Postigo.

Castillo de Frías
| Fuente: Istock

Una 'ciudad' que rebosa personalidad

Ahora bien, Frías tiene mucho más que ofrecer. La mejor forma que comprobarlo es paseando por sus callejuelas empedradas. Por ejemplo, la arquitectura de sus casas es el claro ejemplo de cómo supieron adaptarse al entorno y aprovechar el espacio que había. A día de hoy, esta es una de las particularidades que le otorgan personalidad al pueblo, junto con su estética medieval y sus balconadas de madera.

Sus casas colgadas recuerdan a una de las estampas más típicas de España, las de Cuenca, pero estas con una sobriedad que caracteriza a la zona geográfica en la que estás ubicadas. Eso sí, sus balconadas repletas de flores le aportan el toque.

Sin duda alguna, Frías se consolida como el lugar perfecto para una escapada alejada de las masificaciones y donde disfrutar del lento paso del tiempo, de la calma y del ruido de la naturaleza.

Calles de Frías
| Fuente: Istock
WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky