
Hoy no ha habido mirada que no apuntara al balcón de la plaza de San Pedro. Tras una sorprendente fumata blanca durante el segundo día de cónclave, por fin hemos podido conocer al sucesor de Francisco I. Se llama Robert Francis Prevost, aunque desde las 19:14 de este jueves ha adoptado el nombre de León XIV. El inicio de un nuevo papado significa el principio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica. Desde hoy, Prevost comienza su mandado como jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano y lo hace siendo como el primer Papa estadounidense.
La cuna del pontífice
Situada a las orillas del lago Míchigan, Chicago es una de las ciudades más emblemáticas de Estados Unidos. Altos rascacielos, un gentío de gente en sus calles y una vibrante escena cultural. Aunque pocos lo saben, también es conocida como el centro del catolicismo en Estados Unidos, característica que acabaría marcando la trayectoria y la vida del Papa León XIV.
Nació el 14 de septiembre de 1955 en la ciudad de Chicago, Illinois. Allí, Prevost se crio en los suburbios del sur, como feligrés de la parroquia de St. Mary of the Assumption, muy cerca de Dolton. Años más tarde ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín y tras realizar sus estudios de posgrado fue elegido como Prior Provincial de la Provincia Agustina de Chicago.
Un dato interesante también de este enclave es precisamente su diversidad étnica, algo que podría marcar la trayectoria del pontificado. Desde luego, con ideas muy cercanas a Francisco I, fue una de las personas más cercanas durante su papado, tanto que en 2013 le llamó para que asumiera responsabilidades.

A Chicago se la podría describir como una ciudad global y donde es casi imposible seguirle el ritmo de vida. Frenética, aquí nunca faltan planes por hacer y quizás ahora es el momento perfecto para conocer la que fue el hogar del nuevo Papa durante gran parte de su vida.
Por supuesto, más allá de los rascacielos y sus atractivos turísticos, Chicago también es conocida como la cuna del gospel y destaca por sus más de 30 kilómetros cuadrados de parques y espacios verdes. Su rica gastronomía es otra de sus grandes cualidades, al igual que sus importantes instituciones culturales. Allí es posible conocer el Art Institute of Chicago y asistir a eventos deportivos de algunos de sus equipos estrella, como los Bulls.
