Las tortillas de maíz son muy versátiles, ya sea para hacer burritos o fajitas, preparar un postre dulce como si fueran tortitas (salvando las distancias), usarlas como base para pizza o incluso para quiche. Sin embargo, si no se conservan adecuadamente, pueden volverse muy duras en tan solo dos días.
El almacenamiento adecuado es crucial para que las tortillas se mantengan frescas y en buen estado durante más tiempo. Según un artículo del blog de la productora Tecnología en Ingredientes Alimenticios, el proceso de conservación influye directamente en la textura, el sabor y la humedad de las tortillas. Cuando no se almacenan correctamente, las tortillas pueden resecarse rápidamente, perdiendo su suavidad y volviéndose quebradizas.
Esto ocurre principalmente debido a la retrogradación del almidón, un proceso natural que sucede cuando las tortillas, después de ser cocidas, se enfrían y las moléculas de almidón comienzan a reorganizarse. Cuando esto sucede, las tortillas tienden a perder su humedad, volviéndose más duras y secas. Por ello, el tipo de almacenamiento juega un papel clave en retrasar o minimizar este efecto.
El artículo destaca que las tortillas deben guardarse en un ambiente que evite que se expongan al aire durante mucho tiempo, ya que el contacto con el aire acelera la pérdida de humedad. Lo ideal es almacenarlas en bolsas de plástico o envases herméticos, que ayuden a conservar la humedad y la frescura. Además, almacenarlas a temperatura ambiente, en lugar de en un sitio demasiado frío, también ayuda a mantener su textura suave.
El secreto para mantener las tortillas en buenas condiciones no solo radica en su preparación, sino también en cómo se almacenan después de cocinarlas. Un almacenamiento adecuado evita que el almidón retrograde demasiado rápido, manteniendo las tortillas frescas y agradables al paladar por más tiempo.