
Los gustos literarios de una persona dicen mucho de su manera de ser, de cómo ve el mundo y de su espiritualidad y el caso del Papa Francisco I, Jorge Mario Bergoglio, no es distinto. En numerosas ocasiones el Santo Padre mostrado parte de su mundo literario con autores como Jorge Luis Borges y Fiodor Dostoievsky. Los dos son escritores de sobra conocidos, pero además influenciaron significativamente al papa argentino.
Fue en sus memorias, publicadas en enero de este año, cuando Francisco contó que había conocido en persona al autor Jorge Luis Borges.
En ese momento Bergoglio tenía 27 y trabajaba como profesor de Literatura y Piscología en el colegio de la Inmaculada Concepción, provincia de Santa Fe (Argentina).
La entonces secretaria de Borges fue profesora de piano de Bergoglio, por lo que este decidió enviar al escritor dos cuentos escritos por sus alumnos. La respuesta fue que Borges recomendaba que publicaran los textos en formato de libre y él se ofreció para escribir el prólogo: "Este prólogo no solamente lo es de este libro, sino de cada una de las aún indefinidas series posibles de obras que los jóvenes aquí congregados pueden, en el porvenir, redactar", contaba el que fue papa.
Después de eso lo invitó a dar clases de "literatura gauchesca" "Y él aceptó; podía hablar de cualquier cosa, y nunca se daba aires. Con 66 años se subió a un autobús e hizo un viaje de ocho horas, de Buenos Aires a Santa Fe".
"Admiré y estimé mucho a Borges, me impresionaba la seriedad y la dignidad con las que vivía la existencia. Era un hombre muy sabio y muy profundo", dice sobre el escritor argentino.
Su admiración a un escritor ruso
El papa Francisco ha mencionado en más de una ocasión su admiración por Dostoievski. En entrevistas y discursos, ha citado pasajes de Los hermanos Karamázov, especialmente el personaje del stárets Zósima, como una representación luminosa de la fe que se basa en el amor, la compasión y el perdón. También ha aludido a la complejidad del alma humana retratada en las novelas del autor ruso, y cómo estas obras exploran la tensión entre el bien y el mal, el libre albedrío, y la presencia de Dios en medio del sufrimiento humano.