Evasión

Santiago Isla, hijo del expresidente de Inditex: "A nivel socioeconómico soy pijo, clarísimamente"

Santiago Isla con su libro 'El nombre de mi vida'.

Santiago Isla (Madrid, 30 años), escritor y músico, presenta su segunda novela El hombre de mi vida (Círculo de Tiza), una comedia generacional ambientada en el corazón de Salesas, uno de los barrios más exclusivos de Madrid. Hijo del expresidente de Inditex, Pablo Isla, el autor, que promociona su obra en una entrevista concedida a El País, no rehúye su origen privilegiado y lo convierte en material literario con humor, ironía y una mirada crítica. "Esta es una novela muy pija", dice sin rodeos.

La historia sigue a dos jóvenes acomodados, un arquitecto gay confundido y una it girl que se mueve entre la inseguridad emocional y la estética perfecta. "Son pobres niños ricos", resume Isla, que admite que, aunque no sea una autoficción, el libro está empapado de su visión personal. "Este libro es cien por cien yo y cero por ciento autobiográfico", dice tal en parecidos términos a anteriores entrevistas, como la que recogimos hace días.

Formado entre A Coruña y Madrid, con una infancia marcada por el Opus Dei y una vida adulta entre ambientes queer y vanguardistas, Isla asegura que su entorno social es más diverso de lo que muchos podrían pensar. "He vivido en contextos muy distintos, y eso se nota en mis amigos. Algunos tienen ocho hermanos y parecen de otra época, y otros son plenamente del siglo XXI. Los opuestos me parecen muy divertidos".

Gran lector del escritor, filósofo y político francés del siglo XVI Montaigne, Isla traslada a su ficción una preocupación muy presente en los ensayos del moralista francés: la angustia por la identidad. "Como el protagonista, tengo muy interiorizada la pregunta de quién soy. Me interesa mucho cómo él explora su sexualidad, porque al final esa duda es permanente: ¿qué me gusta?, ¿dónde encajo?, ¿cuál es mi lugar en el mundo?".

Sobre el escenario elegido para la novela, no hay impostura: "Salesas es un barrio que conozco muy bien porque vivo allí desde hace cinco o seis años. Para mí, escribir tiene que ver con escuchar. Y cuando estoy en el barrio, estoy todo el rato escuchando".

Consciente del peso del apellido, Isla no pretende rebelarse contra su herencia, pero sí asumirla con claridad. "Yo me veo como escritor, eso de entrada. Pero las etiquetas no las elige uno. A nivel socioeconómico soy pijo, clarísimamente". Incluso bromea con los códigos que definen a su clase: "Se reconoce a un pijo por cómo habla. Es infalible, como una marca de agua".

En la novela, las preocupaciones de los personajes no son materiales, sino emocionales o estéticas. Isla lo asume con naturalidad: "Siempre te falta algo, y eso es bueno, porque significa que estás vivo. El problema es cuando estás todo el rato deseando. Eso te lleva a la insatisfacción permanente".

En cuanto a sus influencias familiares, no ha sentido el peso de tener que romper con nada: "Soy el primer artista en mi familia y siempre he tenido libertad para hacer lo que quisiera. No me hice escritor para romper con mi familia. Siempre he sido un hijo muy responsable".

Con El hombre de mi vida, Isla ofrece un retrato ligero, irónico y sofisticado de una generación atrapada entre el hedonismo, la contradicción y la necesidad de afecto. Una novela que, sin pretender dar lecciones, habla de lo que todos buscamos: saber quiénes somos y con quién queremos estar.

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