
Inabarcable Nueva York, inabarcable Carmen. La escritora salmantina Martín Gaite cumple un siglo. Con motivo del centenario de su nacimiento, La Casa del Lector (Matadero) acoge la exposición Visión de Nueva York, en colaboración con la fundación que lleva su nombre y la editorial Siruela. Se puede visitar desde este 18 de marzo hasta el 1 de septiembre en Matadero. Paseo de la Chopera, 14. Madrid.
Nos vamos a Manhattan, al año 1980. Martin Gaite elaboró allí sus collages durante su estancia en Barnard College. Un tiempo viajero que culmina enero de 1981 y en Los Ángeles, donde visitó a su amigo José Luis Borau, director, productor, guionista, editor literario, crítico de cine y académico de la RAE con el sillón B mayúscula.
Abandonó la autora de Entre visillos y Nubosidad variable, la narración convencional lineal y se lanzó a la técnica del collage para capturar lo efímero. En la metrópoli que conoció las imágenes volaban más rápido que las palabras. A través de sus composiciones, la autora transmite lo vibrante de la urbe. "Me topé en nuestra casa de El Boalo con este cuaderno de collages, que me hizo ver Nueva York", comienza Ana María Martín Gaite, su hermana.

"Desde niña, ilustraba sus cuadernos escolares y siempre en sus manuscritos se han mezclado las letras, los dibujos y el rompecabezas de sus collages". Un mundo de fantasía de su vida cotidiana y literaria, "ejemplo de ese cóctel creativo", describe. Vemos en uno de sus trabajos referencias al cine negro de Lauren Bacall y Humphrey Bogart; los retratos de Greta Garbo y de Katharine Hepburn y, claro, a Mickey y Minnie Mouse, quitaesencia Disney, y la Estatua de la Libertad, quintaesencia patria. También, los planos de Brooklyn, Queens y el Bronx.


Visión de Nueva York nos aproxima a su concepto de narración abierta. Esta técnica que se hizo presente en su ensayo El cuento de nunca acabar, una mezcla de ficción y de ensayo donde reflexiona sobre la escritura, el amor y la mentira. En palabras de José Teruel, director de las Obras completas de Carmen Martín Gaite, "su registro más portentoso como ensayista es su capacidad de hacer visible las abstracciones, de convertirlas en un cuento coloreado"; y pone en valor "su afición a la crítica literaria, los modelos literarios de la infancia y las historias de su grupo de amigos de 1950, cuya memoria quiso legar a las generaciones más jóvenes".


Referente literario, creadora de personajes cercanos con sus miedos y anhelos y narradora de emociones universales, Martín Gaite (1925-2000) fue reconocida con el Premio Nadal (1957, por Entre visillos); el Nacional de Literatura en 1978, por El cuarto de atrás; el Príncipe de Asturias de las Letras, 1988; el Nacional de las Letras Españolas 1994; y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes 1997.
Criada en el seno de una familia liberal e intelectuales, Carmen fue a la Universidad de Salamanca en 1948 donde se licenció en Filosofía y Letras. Entabló amistad con los jóvenes Agustín García Calvo e Ignacio Aldecoa, quien la acercó a los círculos literarios de la época. En 1950 se instala en Madrid. Mantuvo estrecha relación literaria con los escritores de su generación como Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó. En 1977 vio la luz Entre visillos, un fresco social de la soledad de una mujer y los prejuicios de una capital de provincias.
La temprana muerte de su hija la llevó a encerrarse más en sí misma y se volcó en la escritura : Nubosidad variable, La reina de las nieves, Lo raro es vivir, Irse de casa y Caperucita en Manhattan. Con motivo de su centenario, Siruela publica Páginas escogidas, una antología de relatos, poesía, fragmentos de novelas y ensayos del profesor José Teruel; y de De hija a madre, de madre a hija, sobre la maternidad.
Instituto Cervantes se suma al siglo de Carmen y ha abierto su Caja de las Letras para recibir su legado in memoriam. Entre los objetos que se han depositado en la caja 1609, su boina con un broche, correspondencia con el escritor Juan Benet y varias de sus obras descatalogadas. También fotos de la escritora, una de ellas con su madre Marieta; y sus tijeras como representación de su amor por los collages.