
Entramos el Guggenheim de la mano de dos muestras que prometen ser cita imprescindible este invierno. Tarsila do Amaral, figura clave del modernismo brasileño, colorista y visual, artista precursora de las vanguardias en los años 20 de su Brasil natal; y Obras maestras sobre papel de Budapest, una cuidadísima colección de dibujos de Leonardo da Vinci, Rafael, Rembrandt, Goya, Toulouse Lautrec, Picasso y Van Gogh. La primera se inaugura el 21 de febrero y la segunda, el 28 del mismo mes.
La retrospectiva Tarsila do Amaral. Pintando el Brasil moderno nos lleva hasta la modernidad brasileña de los años 1920. La fascinación exótica de Brasil en los círculos artísticos parisinos encuentra en el Cubismo un espacio de comunicación liberado de convenciones y prejuicios. Entre Sao Paulo y París, Tarsila do Amaral se alzó como un puente de unión entre la tradición y la modernidad de su tierra natal y la capital gala. Una mujer artista visionaria e independiente que buscó en su obra el Brasil auténtico, multirracial y multicultural. Procedente de una familia culta de terratenientes de la región de Sao Paulo, Tarsila do Amaral viaja a Paris en 1920. Mientras, en Brasil germina una vanguardia literaria, musical y artística joven, liberada y cosmopolita. Una renovación de la que formará parte Do Amaral en el que se ha dado en llamar el Grupo de los Cinco.
En 1923 regresa a París donde entre en confrontación directa con las vanguardias europeas. Frecuentando los estudios de André Lhote, Fernand Léger y Albert Gleizes, concibe el Cubismo como "escuela de invención". La artista se abrirá camino en una escena dominada por el pincel y la mirada masculinos. Su físico y su estilo se convertirán en su esencia. Construir un personaje inédito y edita sus autorretratos. Como el de 1924, con el que consolida su propia imagen de marca: pelo tirante, carmín vibrante y pendientes largos. A partir ese año, se dedica a redescubrir las metrópolis de Sao Paulo y de Río de Janeiro y el exuberante paisaje de Minas Gerais.


En 1929 el desplome de la Bolsa de Nueva York conmociona los mercados del mundo e impacta en el patrimonio de Tarsila, cuyas propiedades quedan hipotecadas. La artista, que acababa de separarse de Oswald de Andrade, debe apretarse el cinturón y llevar una vida más modesta. Influida por el amor por Osorio César, intelectual de izquierdas y médico, viaja a la entonces URSS y se interesa por el modelo soviético. Una incursión que la lleva a la cárcel en 1932. De estos años, tiene series de homenaje a trabajadores y al paisaje industrial.
La artista se muestra muy receptiva en la construcción de la que será la capital del país, Brasilia, bajo la dirección de Oscar Niemeyer y Lucio Costa. Entre 1920 y 1960, el paisaje urbano brasileño cambió radical a raíz una nueva ola de migración interna y por la presión inmobiliaria. Los rascacielos proliferan y se expanden hasta barrios periféricos. En La metrópolis (A Metrópole), 1958, la artista representa ese horizonte de grises azules y morados, en un lenguaje casi abstracto que exhibió en las Bienales de Sao Paulo y de Venecia en las décadas de 1950 y 1960. Dividida en seis secciones, la exposición del centro bilbaíno nos permite descubrir a la creadora de una obra evocadora en unos años del siglo pasado en permanente transformación. En el Museo Guggenheim de Bilbao del 21 febrero al 1 de junio.
El mismo museo, una semana después, acoge Obras maestras sobre papel de Budapest. 150 piezas centenarias del dibujo y la estampa, que nos abren un mundo de luz a diversidad técnica y efectos estéticos de maestros de la pintura como Alberto Durero, Leonardo da Vinci, Rafael, Rembrandt, Francisco de Goya, Miklós Barabás, Henri de Toulouse Lautrec, Pablo Picasso y Van Gogh.


El dibujo se presenta como la forma de expresión artística más antigua. Su carácter dinámico y su capacidad para adaptarse a las exigencias de todas las épocas ponen en evidencia su valor y su vigencia. Además, el grabado transforma la producción y difusión de imágenes, democratizando el acceso al arte y actuando como catalizador en periodos influyentes como el Renacimiento y la Reforma. Esta muestra tiene lugar gracias de la colaboración entre el Guggenheim Bilbao y el Museo de Bellas Artes - Galería Nacional Húngara de Budapest, una prestigiosa institución que exhibe piezas que datan desde la Antigüedad hasta el siglo XXI.