
El Círculo de Bellas Artes de Madrid abre sus puertas al surrealismo del artista alemán Max Ernst. Una magna exposición que rinde homenaje al centenario del Manifiesto Surrealista de André Breton. Ernst, uno de los artistas más influyentes y enigmáticos y también pieza fundamental del surrealismo, tendió puentes entre la vanguardia europea y el arte estadounidense, en un contexto marcado por el escenario cruel y sanguinario de la Segunda Guerra Mundial. La exposición abre sus puertas el 5 de diciembre. Fotos superiores. Bob Towers: Max Ernst and Dorothea Tanning playing chess, 1951; y Max Ernst, Jardin peuple de chimeres, 1936.
Madrid acoge el estreno mundial de Max Ernst: surrealismo, arte y cine, una instalación que nos propone un acercamiento a la vida y obra del célebre artista y su relación con el cine. En total, se exhiben más de 300 piezas de esta figura nuclear de las vanguardias europeas. Encontramos pinturas al óleo, esculturas, fotografías, obra gráfica, libros y proyecciones de películas, que proceden de diferentes colecciones y museos europeos. También, documentos inéditos, cartas y fotos que arrojan luz sobre la amistad y los vínculos de Ernst con otros protagonistas del movimiento de vanguardia, como Breton, Salvador Dalí, y Luis Buñuel; y material audiovisual que explora sus colaboraciones en el séptimo arte y en cortometrajes experimentales.
El contexto histórico en el que cuajó el surrealismo, como movimiento artístico y filosófico, vino marcado por el final de la Primera Guerra Mundial, los horrores del conflicto y la búsqueda de nuevos caminos como formas de expresión.
El amor de Gala en el París de los años 20
La exposición, que nos invita a reflexionar sobre realidades como el exilio, nos acerca a un hombre cuya vida dejó huella en su obra. Ernst conoció el amor de Gala en los años 20 de un París muy alejado del horror de la ocupación nazi. Presentaba su trabajo en la Galerie Van Leer. A Gala, que por entonces estaba casada con el poeta Paul Éluard, aún le quedaba camino por recorrer hasta llegar a Salvador Dalí.
Su matrimonio con Peggy Guggenheim
Max fue arrestado dos veces durante la Segunda Guerra Mundial. Finalmente y con la ayuda de la galerista Peggy Guggenheim, logró escapar a Estados Unidos. De la mano de la mecenas, que luego se convertiría en su esposa, el artista se abrió camino en América, desde donde influyó en las vanguardias europeas y en los movimientos emergentes del nuevo continente.
Peggy Guggenheim era la sobrina de Solomon R. Guggenheim, fundador del museo homónimo neoyorkino. Se trasladó a Europa en 1921. En París entabló amistad con el artista y ajedrecista francés Marcel Duchamp y con el escultor y pintor Constantin Brancusi. En 1938 se mudó a Londres, donde abrió su primera galería con cuadros de Kandinski e Yves Tanguy. Antes de la ocupación nazi en Francia, Guggenheim adquirió en la ciudad del Sena importantes obras que logró llevarse en su huida a Estados Unidos. En su huida conoció a Max Ernst. En 1942 inauguró su espacio neoyorkino en la calle 57 Oeste, que se convirtió en soplo de aire fresco para jóvenes artistas.
El matrimonio Ernst-Guggenheim hizo aguas cuando el alemán conoció a Dorothea Tanning. Con la artista alemana compartirá pasión y ajedrez y los 20 años de diferencia nunca marcaron distancia entre ellos.