
Hay películas luminosas y Verano en diciembre lo es. La propia historia de cómo ha sido la realización de esta película lo explica. Todo comienza cuando una joven autora, actriz y directora, Carolina África, decide poner en pie una función teatral basada en las vivencias de su propia familia compuesta en su mayoría por mujeres: abuela, madre, cuatro hijas y una nieta. La función se estrena en salas alternativas pero el milagro se produce y se convierte en un éxito rotundo estando más de diez años en cartel.
La obra ha sido traducida a otros idiomas y todo indicaba que su siguiente paso era el salto al cine. No fue una tarea fácil, aunque Carolina siempre quiso tener a Carmen Machi como protagonista en la versión cinematográfica. Ésta, que había visto la función, le dijo sí desde el primer momento. Los productores vieron que Carolina África lo tenía tan claro que lo lógico era que fuese ella quien la dirigiera, embarcándose así en su primera película.
Fue en la Seminci de Valladolid donde se vio por primera vez y la reacción del público fue unánime: una gran ovación. Posiblemente mis compañeros de la crítica den de lado a la película, pero yo no quiero que pase desapercibida para un espectador que gusta de historias con las que reír y emocionarse.
Una historia con personajes reconocibles que reflejan perfectamente el entramado familiar de unas mujeres que conviven, pelean y ríen juntas, y a las que les pasan cosas que el espectador puede reconocer como propias. Una madre y tres de sus hijas, la cuarta está en Argentina, se reúnen en una comida familiar para recordar al padre, cuyas cenizas terminarán presidiendo la mesa. Una mesa que completan la abuela, madre del difunto, y la nieta. Está claro que no todo va a salir bien en esa comida, pero servirá para que el espectador descubra quién es cada una. La cuidadora, una Victoria Luengo magnífica como siempre, que asume el cuidado de la abuela con alzhéimer mientras ella está en tratamiento por depresión. La alegre e irresponsable que tiene una hija y un marido ausente y es una apasionada jugadora de fútbol, increíble creación de su personaje de una Bárbara Lennie insuperable. Una pintora frustrada amante de un hombre casado que siempre promete que dejará a su mujer, irremediablemente caerá en el abatimiento porque su vida no avanza. Todo un descubrimiento la actriz Beatriz Grimaldos. No me olvido de la veterana Lola Cordón que interpreta a la abuela, a la que ya dio vida en el teatro, que con su locura y actitud hace las delicias de los espectadores.
Sobrenatural Carmen Machi
Por fin llegamos a Carmen Machi, la madre, la poseedora de la razón, la que más quiere, la que más se esfuerza por llevar a sus hijas por donde ella piensa que deben ir, tarea imposible. Por cierto, lo de la Machi es sobrenatural. La amalgama de personajes e historias de Verano en diciembre conectará profundamente con el espectador que vaya al cine a pasar un buen rato.
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