
Federico Palomera publica su tercera obra, tras el libro de cuentos El cuaderno del pendolista y la novela El negro zumbón, y la más personal. Parece como si sus 42 años de servicio en la carrera diplomática hubieran sido condensadas en diversas experiencias que él pretende que se corresponden con otras personas. Sin embargo, los lugares donde tienen lugar los hechos que nos narra son precisamente aquéllos en los que ha estado destinado, lo que le permite escribir con un amplio conocimiento del entorno que describe.
La realidad y la ficción se funden de manera elegante en los nueve relatos que tienen lugar en Bruselas, Costa Rica, Cairo, en la carretera entre Amman y Bagdad, Nicaragua, Chicago, Madrid, en las afueras de Melbourne y en Beirut.
Uno de los aspectos más destacados del libro es el tratamiento que Palomera da a las diferentes perspectivas de los variados narradores. En algunos cuentos, se exploran los mismos eventos desde varios puntos de vista, lo que añade profundidad a la narrativa. Este enfoque polifónico permite al lector no solo entender las acciones y decisiones de los personajes desde su propia óptica, sino también captar las sutilezas de las circunstancias y el entorno. Es aquí donde el valor literario del libro se potencia. Su capacidad para acomodarse a la forma de pensar de caracteres bien diferentes introduce al lector en una montaña rusa literaria a veces interesante ,otras fascinante. Todos los relatos tienen un final muy diferente del que pensamos según avanza la trama.
El título Fugitivos (Editorial Opera Prima) parece reflejar tanto el estado emocional de los personajes como su situación física. Los protagonistas parecen estar escapando de algo, ya sea de un pasado doloroso, de las limitaciones impuestas por la sociedad o, en algunos casos, de sí mismos. Esta sensación de huida constante impregna los relatos, dándoles un aire de melancolía y reflexión sobre el destino, el exilio y la búsqueda de identidad.
El estilo de escritura de Palomera es elegante y a veces barroco, con una gran riqueza de vocabulario, para componer textos cuidados. Evita los excesos descriptivos. Consigue transmitir con precisión los ambientes y las emociones. Esto se debe, en parte, a su experiencia profesional, pero además parece tener una habilidad innata para observar y captar las sutilezas del comportamiento humano. Sus personajes, aunque ficticios, están profundamente anclados en la realidad, lo que les otorga una autenticidad que resuena en el lector. Como la mayoría de los protagonistas masculinos se encuentran en lugares generalmente exóticos, como consecuencia de su trabajo diplomático la descripción de estos aparece como una tarea sencilla por el conocimiento que Palomera tiene de los mismos. A pesar de esta diversidad de localizaciones, todos los relatos están unificados por temas comunes, como la búsqueda de justicia, la lucha por la libertad y las tensiones entre el individuo el poder y las complicadas relaciones entre parejas.
Palomera opta por mantener los relatos relativamente cortos, lo que permite al lector moverse rápidamente de una historia a otra sin perder el hilo. Esta brevedad, sin embargo, no impide que las historias tengan un gran impacto emocional. De hecho, es en los detalles sutiles donde el autor logra transmitir las emociones más profundas, utilizando a menudo la elipsis y la sugerencia en lugar de lo explícito.
Fugitivos es una colección de cuentos que destaca no solo por la calidad de su prosa, sino también por la profundidad de sus personajes y la riqueza de sus escenarios. Federico Palomera demuestra ser un narrador hábil, capaz de mezclar realidad y ficción de una manera que resulta a la vez creíble y cautivadora. Para aquellos interesados en la política internacional o simplemente en lugares lejanos o en historias bien contadas, este libro ofrece una ventana fascinante a mundos poco conocidos, narrados desde la experiencia directa de alguien que ha estado allí.