
La legendaria actriz estadounidense Elizabeth Taylor, famosa por sus deslumbrantes ojos violeta, sus ocho matrimonios y su brillante carrera cinematográfica, murió este miércoles a los 79 años, dejando atrás una carrera de más de medio siglo.
Taylor llevaba seis semanas ingresada en el hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles por una insuficiencia cardíaca, que ya padecía desde hacía tiempo y que se complicó recientemente, informó un comunicado de la familia.
En el momento de su muerte, "estaba rodeada por sus hijos: Michael Wilding, Christopher Wilding, Liza Todd y Maria Burton", dice la nota, donde la familia precisa que le sobrevivieron además 10 nietos y cuatro bisnietos.
"Mi madre era una mujer extraordinaria que vivió la vida al máximo, con gran pasión, humor y amor", dijo Michael Wilding.
Taylor ganó dos premios Oscar como mejor actriz: el primero por su retrato de una joven de clase alta en 'Butterfield 8' ('Una mujer marcada', 1960), una película que se dice que Taylor odiaba. El segundo, por 'Who's afraid of Virginia Woolf?' ('¿Quién teme a Virginia Woolf?', 1966), considerada su mejor obra y uno de los numerosos filmes que interpretó junto a Richard Burton.
Burton fue uno de los grandes amores de Taylor -se casó y se divorció de él dos veces-, en una vida en la que sus tormentosas relaciones fuera de la pantalla a menudo eclipsaban su brillante carrera cinematográfica.
Se alejó de la mirada de los focos en los últimos años, cuando su salud comenzó a fallar, pero hizo una notoria aparición pública cuando asistió en 2009 al funeral de su viejo amigo Michael Jackson.
Nacida en Londres el 27 de febrero de 1932, se trasladó a California (oeste de EEUU) con sus padres estadounidenses en 1939, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial. No pasó mucho tiempo hasta que fue descubierta por la novia del presidente de Universal Studios en la galería de arte de su padre.
Debutó en 1942 en 'There's one born every minute' y en 1944, ya se había convertido en una estrella infantil con 'National velvet', la historia de una niña que se disfraza de varón para montar su caballo en un importante concurso nacional.
Se casó por primera vez en 1950, a los 18 años, con el heredero de la cadena hotelera Nicky Hilton. El matrimonio duró 203 días y colapsó en medio de abusos verbales y físicos, tras una fastuosa boda y una larga luna de miel en Europa.
Taylor salió adelante y en 1952, se casó con la estrella de cine y televisión británica Michael Wilding, 19 años mayor que ella. Tuvieron dos hijos, Michael Jr. y Christopher. Si bien Taylor dijo que Wilding le había dado estabilidad, no fue suficiente para ella. Pidió el divorcio en 1956 y, pocos días después de su separación, el productor Michael Todd -de 49 años entonces- le pidió la mano.
De carácter fuerte y dominante, fue el primer gran amor de Taylor. Tuvieron una hija, Elizabeth Frances, en agosto de 1957, pero siete meses después, Todd murió en un trágico accidente aéreo en Nuevo Mexico (centro-sur). Devastada, la actriz fue al funeral de su marido con su mejor amigo, el cantante Eddie Fisher, con quien luego tuvo un romance y se terminó casando en 1959.
Luego vino 'Cleopatra' (1962), "seguramente la pieza más estrafalaria que haya perpetrado la industria del entretenmiento", como dijo ella misma sobre la producción. En el set de filmación conoció a Burton y se casaron en 1964 en Montreal. Para ese momento estaban filmando '¿Quién teme a Virginia Woolf?', el desgarrador retrato de un matrimonio destrozado por la bebida y el desánimo.
Se divorciaron en junio de 1974 y se volvieron a casar en octubre del año siguiente en Botsuana, para divorciarse de nuevo en 1976. El divorcio dejó a Taylor alcoholizada y con su carrera en declive. Su séptimo marido, el senador John Warner, no consiguió curarle la tristeza. Estuvieron casados de 1976 a 1982.
Después de varios períodos en la clínica Betty Ford de California en los años 80, consiguió superar el alcoholismo y la dependencia a los fármacos y se convirtió en el paladín de la ayuda a las víctimas del sida.
En 1991, sorprendió al mundo cuando se casó por octava vez: en esta ocasión su marido era Larry Fortensky, un trabajador de la construcción 40 años menor que ella a quien había conocido en la rehabilitación. Se separaron amistosamente tres años después.
"Todos sabemos que el mundo es un mejor lugar porque mi mamá vivió en él. Su legado nunca perecerá, su espíritu estará siempre con nosotros y su amor vivirá en nuestros corazones", dijo el lunes su hijo Michael.