Europa

Angela Merkel, sola ante la desintegración de Europa

  • La canciller ha visto mermada su popularidad por su política de refugiados
  • Además de las complicaciones en su propio país, Merkel se enfrenta al Brexit
Angela Merkel, la canciller alemana. Imagen: Reuters

Mientras parece que un ciclo político se cierra para dar paso a otro, la canciller alemana, Angela Merkel, se enfrenta en solitario a lo que muchos expertos han definido como la "desintegración de Europa" tras el auge de los populismos extremistas. Con un discurso similar en países como Francia, Alemania e incluso Estados Unidos, emergen nuevos líderes políticos que no esconden públicamente su xenofobia, euroescepticismo y propuestas antieuropeístas.

Alternativa para Alemania (AfD), la versión alemana de estas agrupaciones ultras, ha conseguido con el paso de los meses y mediante ataques directos que la popularidad de Merkel descienda. La catalogan como "la canciller de los refugiados" y organizan periódicamente manifestaciones en las que arremeten contra la dirigente alemana.

"Merkel debe irse", se leía como lema en una de estas concentraciones a las que todavía acude un número residual de personas y en las que se oyen gritos contra el Islam y la acogida de asilados. El año pasado la canciller declaró que "el Islam forma parte de Alemania". No en vano, la Oficina federal de Migración y Refugiados (BAMF) estima que viven en el país germano de 4 a 4,5 millones de musulmanes, siendo la turca la comunidad más asentada y numerosa.

Las actuaciones que Merkel lleve a cabo en los próximos meses determinarán si puede detener esta ola populista. Quizá lo haga con políticas restrictivas en cuanto a la inmigración, pues la gráfica de popularidad muestra que la confianza de la ciudadanía en Merkel se recuperó cuando se firmó el acuerdo para que Turquía acogiese a refugiados. Es decir, una parte importante de la población está a favor de la limitación de la acogida y aboga por la suspensión de la austeridad.

Probablemente, la crítica más difícil sobre su política de asilo haya sido la de CSU, coalición de su partido en Baviera. Ahora su líder, Horst Seehofer, parece haber dejado de lado sus diferencias y declaró su apoyo a la dirigente tras el anuncio de que concurriría a la nueva cita electoral. Sin embargo, añadió que "Alemania necesita una ley de limitación de la inmigración y otra para el reparto de impuestos".

Otro asunto que deberá afrontar es el Brexit y cómo conseguir que se recupere la confianza en Europa a pesar de esta fractura. Sus mayores aliados son el presidente francés, François Hollande, el italiano Matteo Renzi y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, aunque este último ha tenido menos contacto con el Gobierno alemán durante este último año por el alargado periodo de interinidad.

España, fundamental para la canciller

No obstante, nada más ser reelegido, Rajoy acudió a una reunión internacional en Berlín en la que la gobernante alemana dejó claro que España juega un gran papel dentro de la Unión Europea y manifestó que "Madrid avanza por buena senda de crecimiento económico", pero también recordó que se debe crear más empleo.

La disminución consecutiva y progresiva del desempleo es una de las puntas de lanza de la gestión de Merkel. La tasa de paro en Alemania se sitúa actualmente en el 5,8 por ciento, cercana a cuotas de hace 25 años. También se ha implementado el salario mínimo de 1.440 euros.

Estas medidas expansivas contrastan, sin embargo, con el millón de personas que viven desde hace más de diez años de las ayudas sociales. Es la consecuencia de la liberalización del mercado laboral que llevó a cabo el Partido Socialdemócrata (socio actual de Merkel) al instaurar la Agenda 2010, con la que se regularizaron los minijobs. Precisamente es en los receptores sociales donde AfD tiene un gran nicho de su electorado.

Si la canciller vuelve a ser elegida el año que viene igualará a su mentor, Helmut Kohl, quien estuvo 16 años gobernando Alemania.

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