
"No estoy contento". El primer ministro italiano, Matteo Renzi, no ha escondido su decepción con los resultados de las elecciones municipales celebradas el 5 de junio en 1.300 ayuntamientos transalpinos.
El Partido Demócrata (PD) de Renzi ha encabezado la primera vuelta de los comicios en varias ciudades, pero sufre el avance del Movimiento 5 Estrellas (M5S por sus siglas en italiano), fuerza política antipartidos liderada por el cómico Beppe Grillo, preparado para dar batalla en la segunda vuelta que se celebrará el 19 de junio en todas las grandes ciudades.
El M5S lidera las encuestas en Roma, donde su candidata, Virginia Raggi, ha cosechado más del 35% de los votos frente al 24% del candidato de Renzi, Roberto Giachetti.
Lo que ha pasado en la capital italiana, donde tanto el centroizquierda como el centroderecha resultan debilitados por varios escándalos, era previsible, aunque el éxito de Raggi está por encima de las expectativas. La sorpresa, sin embargo, viene del resto de ciudades: el M5S consigue entre el 10% y el 20% en muchas capitales de provincia y de región. En Turín, segunda ciudad del norte de Italia, la candidata del Movimiento, Chiara Appendino, se enfrenta en la segunda vuelta a un peso pesado del PD, el exministro y alcalde saliente Piero Fassino. Y allí, donde el M5S no supera la primera vuelta, sus electores serán clave para elegir futuros alcaldes: en Milán, tanto el candidato de Renzi, Beppe Sala, como el de Silvio Berlusconi, Stefano Parisi, buscan el apoyo del 10% de los votantes del Movimiento antipartidos para ganar.
Pinza entre extremos
El temor de Renzi (que además de primer ministro sigue siendo el secretario del PD) es que las oposiciones a su Gobierno se junten para derrotarle. Los programas del centroderecha (que está dividido y no consigue imponerse en las grandes ciudades) y del M5S son muy distantes y en el Parlamento, a pesar de tener un enemigo común, nunca se han puesto de acuerdo.
Pero la semana pasada Forza Italia (el partido de Silvio Berlusconi) reconoció en una nota oficial que "el M5S ha registrado un crecimiento político -no sólo numérico- importante. Ya no es solamente un fenómeno de protesta, sino una realidad política que merece respeto y con la cual hay que echar cuentas". Y el candidato del M5S a la alcaldía de Milán, Gianluca Corrado, ha admitido que una parte de sus electores votará en la segunda vuelta por Parisi, candidato de Berlusconi. "Está claro que muchos de nuestros partidarios están convencidos de que la cosa más importantes es dañar a Renzi", ha declarado, a pesar de reafirmar que la indicación oficial del Movimiento es el voto en blanco.
De su parte, el primer ministro minimiza: "No creo que haya vencido la protesta, ya que, si así fuera, habrían ganado ampliamente en ámbito nacional los indignados del M5S y la Liga Norte", dijo el día después de las elecciones, recordando que, "en casi todas las ciudades, los candidatos del PD han obtenido el 40 por ciento de los votos y, en el ámbito nacional, ha alcanzado el 35 por ciento de los votos".
Pero Renzi sabe que ahora su apoyo personal a los candidatos podría volverse un boomerang, ya que las oposiciones buscan convertir la segunda vuelta de las municipales en la prueba general del referéndum constitucional de octubre. El primer ministro, con los comicios sobre la reforma constitucional que transforma el Senado y agiliza el proceso legislativo, se juega su carrera, ya que en caso de derrota, según él mismo ha dicho, dimitirá.
Pero de momento, en la política transalpina, no parece haber alternativas a Renzi para formar un Gobierno estable. El centroderecha, exceptuando el buen resultado de Milán, se ha mostrado dividido en muchas ciudades y no ha superado la primera vuelta. Sus dos ánimas (una de inspiración popular, liderada por Silvio Berlusconi y su partido Forza Italia, y otra xenófoba y antieuropea, liderada por la Liga Norte, inspirada en el Front National francés) todavía no han encontrado la forma de convivir y encontrar a un líder que reemplace a Berlusconi, quien fue ingresado en el hospital la semana pasada por problemas cardíacos.
Mientras, el M5S, nacido como fuerza política antipartidos, sigue siendo una incógnita. Las candidaturas de Raggi y Appendino inician una fase más moderada del Movimiento y pueden captar a los decepcionados de la izquierda y del mismo centroderecha.
Pero lo que falta a una fuerza tan heterogénea es demostrar que puede gobernar. Y, por ello, las municipales en Roma son decisivas: la victoria de Raggi ofrecería al MS5 un escenario ideal para probar que puede resolver los problemas de la urbe de mayor tamaño de Italia.