
La victoria de España ante Portugal no fue todo un camino de rosas. El combinado nacional sufrió más de lo previsto ante la presión de los lusos. Su balance, en lo que a tiros a puertas se refiere, fue escaso y su dominio de la pelota, limitado a la prórroga, cuando el rival acabó agotado. Estos fueron los tres puntos negros de 'La Roja', los tres puntos que habrá que tener en cuenta para evitar sufrir más de la cuenta en la final del torneo.
1.- Agotamiento
Es quizá el defecto más evidente de los nuestros ante los Cristiano Ronaldo y compañía. Frente un equipo muy superior en el plano físico, 'La Roja' sucumbió en varios tramos del encuentro. Paulo Bento, conocedor de las características de los nuestros, evitó plantear un partido a la contra y aprovechó el buen momento de sus jugadores para morder como nunca antes se les había visto en el torneo.
Con Merieles, Moutinho y Miguel Veloso ejerciendo de perros de presa de Xavi, Iniesta, Alonso y Busquets, la circulación de balón española se cortocircuitó en su primera fase, la de mover la bola más allá de la zaga. Ahí, en defensa, Ramos y Piqué tuvieron que asumir la responsabilidad y, en la mayoría de los casos, con la delantera lusa en el cogote.
En caso de que España hubiera estado en buenas condiciones, la respuesta habría sido otra. Sin embargo, las piernas de los internacionales ya notan los 'kilómetros' acumulados. No había claridad de ideas y nuestro rival lo aprovechó con movimientos rápidos que, afortunadamente, la retaguardia roja supo frenar.
Ya con Portugal agotada en la prórroga, todo cambió. Los ritmos de uno y otro se igualaron y la Selección, esta vez sí, dominó el partido.
En este apartado, el del cansancio, hay que hacer especial mención a Xavi. El de Terrasa tuvo que abandonar el césped por estar agotado. Lo reconoció un Del Bosque preocupado ante la falta de descanso de los nuestros en la previa de la final.
2.- Falta de profundidad
Las dificultades antes reseñadas en torno a los problemas para jugar la bola se agotaban cuando 'La Roja' llegaba a la zona de tres cuartos de cancha. Ahí, sí, el 'tiki-taka' mandaba. Sin embargo, las mediaspuntas de España se encontraron con escasez de desmarques con los que aprovechar su visión de juego.
Tan solo Jordi Alba y Arbeloa, cuando apuraban línea de fondo, creaban alternativas que, generalmente, morían sin ocasiones de peligro. Negredo, delantero centro estático por antonomasia, no supo tampoco dar profundidad a nuestro juego. Torres, en este sentido, habría sido un delantero más propicio para este tipo de balones.
Ya durante la segundo tiempo, con la entrada de Navas y Pedro, España mejoró en este aspecto, pero ambos se encontraron con un problema: no había delantero centro al que servir sus centros desde los costados.
3.- Atascados con el nueve
Del Bosque sorprendió este miércoles con la presencia de Negredo en el once de España. Se volvía otra vez a usar la figura del delantero centro. Delantero inédito, por cierto. Negredo sólo había jugado un minuto en lo que llevamos de Eurocopa pese a que al seleccionador le encanta su juego de espaldas a portería.
Quizá por eso lo escogió para medirse a una defensa rápida en sus movimientos de anticipación. Sin embargo, Negredo naufragó. No estuvo activo y apenas pudo tocar balones. Fue sustituido por Cesc y España volvió a mejorar en posesión, pero no en remate. Volvía el toque, olvidamos el remate. Es, en resumen la paradoja de la manta: si se estira en ataque, queda descubierta la posesión, si se estira en posesión, queda descubierta en ataque.