Canal Guia Repsol

Descubre cuatro nuevas ciudades en 48 horas

La Guía Repsol 2013 te propone cuatro nuevas escapadas de 48 horas para que descubras Vitoria, la ciudad más comprometida con el medio ambiente de España o una sorprendente y moderna Huesca. Lleida y Palencia son otras dos magníficas opciones para huir de la rutina. La primera esconde grandes secretos bajo tierra y un paseo por la segunda te adentrará en siglos de historia castellana. Aquí te desvelamos algunos de los rincones más característicos de cuatro ciudades únicas que no te puedes perder.

Rodeada de verdores urbanos y parques naturales por todos los puntos cardinales, Vitoria se alza como Capital Verde Europea. Y no es para menos. La capital vasca es una de las ciudades europeas con mayor superficie de espacios verdes por persona, unos 42 metros cuadrados. Dentro de su Anillo Verde, puedes pasear una mañana por los humedales de Salburua, un espacio de 200 hectáreas formado por varias lagunas y un pequeño robledal donde habitan más de 200 especies animales.

Para la hora de comer en Vitoria existe una apabullante oferta de barras de pintxos, con más de 20 rutas por distintas zonas. En la mayoría de ellas, el pote y el pintxo salen por un euro. La ciudad es un imán para los amantes del arte, la arquitectura y la cocina contemporáneas. Pero, al mismo tiempo, conserva con mimo su casco medieval. Precisamente allí, se ubica la Catedral gótica de Santa María, de visita obligada. Lleva llena de andamios y obreros desde hace más de un década, pero no importa. Paulo Coelho o José Saramago se han visto atraídos por su esplendor. Asimismo, Ken Follet se inspiró en ella para escribir Un mundo sin fin, la continuación de Los pilares de la tierra.

 Huesca, por su parte, con origen en la antigua Bolskan celtíbera, más de 2.000 años atrás, es una ciudad realmente moderna, pero con un considerable patrimonio histórico. Una buena manera de empezar a conocerla es la Catedral de Santa María de Huesca, en pleno centro histórico o descubrir la interesante colección de arte sacro en el Museo Diocesano.

Para reponer fuerzas, merece la pena atravesar de nuevo el Casco Viejo para comer en el restaurante Las Torres. Ofrece cocina tradicional de autor, con querencia por los productos de temporada y de caza. Su menú degustación, nunca defrauda.

Por la noche, si te gusta la marcha, lo mejor es empezar a disfrutar de la animada vida nocturna de Huesca por dos zonas: el Casco Viejo, con un surtido de locales de variado pelaje y pequeño tamaño, y el Tubo, en torno a la calle San Lorenzo, el llamado Callejón del Saco y la calle Cleriguech. Aquí se encuentran los mejores locales dedicados al baile y la fiesta hasta altas horas de la madrugada.

A pesar de que Lleida no sale mucho en la televisión, ni en las revistas, es una ciudad con argumentos de sobra para pasar en ella un fin de semana intenso. El visitante puede perderse igual entre su pasado templario o disfrutar a orillas del río Segre. Lleida es más bulliciosa de lo que aparenta y esconde más secretos y tesoros de los que uno imagina, alguno de ellos bajo tierra. Como es el caso del Palacio de Paeria, nombre con el que los leridanos se refieren a su Ayuntamiento. En los sótanos, descubrirás un laberinto subterráneo, junto con otros rincones y misterios ocultos en las entrañas de la ciudad.

Si uno se cansa de ver monumentos, una alternativa liberadora es la Ruta del Vino de Lleida, que ofrece la posibilidad de visitar alguna de las 22 bodegas abiertas al público que hay en la provincia. Por otro lado, los amantes de la música pueden disfrutar del teatro municipal el Escorxador, un antiguo matadero construido en 1918 con una programación excepcional, por donde pasan las mejores bandas de jazz nacionales e internacionales.

 Terminamos este recorrido con la bella desconocida Palencia, un municipio cargado de herencia. Desde la Plaza de León, junto a los Jardines de la Estación, arranca la Calle Mayor, auténtica arteria principal de esta localidad que aglutina su principal actividad comercial. Es el lugar idóneo para arrancar un paseo por el centro histórico y comenzar a tomarle el pulso, sosegado y tranquilo, a esta pequeña pero coqueta capital. A medio camino, nos encontramos con la Plaza Mayor, que data del siglo XVII, donde se puede admirar la escultura de La Castañera.

Muy cerca de la Catedral, en la calle de San Marcos, se encuentra La Traserilla, lugar inevitable en el que recomendamos hacer una buena parada para disfrutar de su cocina. También próxima a la Catedral nos encontramos con una de las joyas del patrimonio histórico, cultural y religioso de Palencia: la Iglesia de San Miguel. De estilo románico y gótico, es Monumento Nacional desde 1931.

Asimismo, los compradores compulsivos están de suerte. En Palencia se dan la mano la actividad comercial más tradicional con tiendas de rabiosa contemporaneidad. La Calle Mayor aglutina buena parte del comercio de esta localidad. Sin duda, una buena opción para recorrerla de nuevo bajo una luz distinta al caer la tarde.

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