
Un prevencionista es por naturaleza una persona que tiene aversión al riesgo y a las incertidumbres. Nuestro trabajo consiste en anticiparnos a ambas, para que no generen consecuencias imprevistas y negativas, porque en prevención el riesgo siempre es riesgo puro, no hay opción de ganar o perder, como en la bolsa. Un prevencionista no apuesta.
Por todo ello, no nos suena nada bien un término tan intrigante como es "Nueva normalidad".
Sin embargo, desde otro punto de vista, en realidad nuestro terreno de juego es precisamente el de lo incierto. Esta es la base sobre la que tenemos que trabajar para convertir el futuro en algo calculadamente predecible y seguro. Por ello, desde que comprendimos que no estamos ante un catarro primaveral, sino frente a una situación que se va a integrar en todos los ámbitos de nuestra vida, si es que un "milagro científico" no lo evita, venimos trabajando en los escenarios más probables, que o bien son nuevos, o bien estarán obligados a adaptar sus dinámicas habituales.
No cabe en un solo artículo hacer una lista exhaustiva, pero en un primer filtro, siempre desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales, hay que abordar con inmediatez las situaciones derivadas del teletrabajo, la conciliación familiar si se repiten situaciones de confinamiento, nuevas fórmulas para la formación de los trabajadores, tan necesaria y los grandes cambios que se van a producir en la sanidad pública que afectarán al papel tradicional de los servicios de prevención, en apoyo de esas nuevas políticas de reforzamiento del sistema sanitario, amén de las que tendremos que adoptar en nuestra principal actividad sanitaria, que es la vigilancia de la salud.
Pero quizá en todo esto haya una parte muy positiva, y es la de poner en valor el papel social que los Servicios de Prevención pueden y deberían desempeñar, hasta ahora infravalorado. Quizá de otro modo todo hubiera seguido igual; desaprovechando un a un sector que tiene una red sanitaria paralela con profesionales y datos de salud de millones de personas que están totalmente infrautilizados.
Empezando por el teletrabajo, en Cualtis acumulamos más de 20 años de experiencia y en ese tiempo hemos podido ver cómo ha ido afectando a nuestros técnicos
Aunque las condiciones tecnológicas de entonces nada tienen que ver con las actuales, que son infinitamente mejores, los factores que pueden causar una distorsión en esta forma de trabajo alternativa siguen siendo esencialmente los mismos.
El teletrabajo requiere una adaptación mental, pero también de los espacios físicos, y siendo la mejor manera de conciliar la vida familiar y laboral, no es menos cierto que también en eso requiere un cambio de hábitos. Quién en estos días de tanta videoconferencia no se ha encontrado con escenas cómicas de niños o mascotas metiéndose en la reunión, o multitud de ruidos domésticos igualmente perturbadores.
Ya se anuncia una regulación desde el punto de vista jurídico laboral. Debe hacerse con sentido común y con sentido de la realidad para poderla acomodar a las exigencias de control horario y de control de pausas, o se convertirá en algo en la práctica inviable, perjudicando en primer lugar a los trabajadores que ya lo han adoptado como algo natural y de ningún modo estarían dispuestos a volver a las prácticas de trabajo tradicionales.
Cualtis realizó un enorme esfuerzo inversor para crear la mayor red de centros fijos y móviles
Para implementar los cambios necesarios en la formación de los trabajadores, también existen ya las herramientas tecnológicas adecuadas, que pueden evitar las concentraciones excesivas de personas. Sólo hace falta una mente abierta de los reguladores, para comprender que son una opción perfectamente equivalente. Con algo más de dificultad, pero igualmente posible, se puede abordar la formación práctica, en la que Cualtis realizó un enorme esfuerzo inversor en los dos últimos años para crear la mayor y más moderna red de centros fijos y móviles, con una posibilidad conjunta de impartir 320 módulos formativos diferenciados.
El otro asunto importe que va a modificar las pautas sociales, con gran afectación para los servicios de prevención, son los cambios en la sanidad pública que razonablemente hay que anticipar, como es el reforzamiento de los efectivos y las instalaciones sanitarias que pueden intervenir, de manera permanente o en los momentos críticos de la pandemia. Estos medios ya existen, pero actúan como sistemas sanitarios paralelos que conviviendo con escasa conexión con la sanidad pública, como son la sanidad privada, las mutuas de accidentes de trabajo y los servicios de prevención ajenos. Estos últimos pueden ser la punta de lanza en la detección de nuevos rebrotes, integrando la realización de test en su actividad habitual de vigilancia de la salud.
Si asumimos que este fenómeno epidémico, o cualquier otro, nos va a visitar con regularidad, quizá para siempre, todos estos sistemas tienen que funcionar como distintas partes de uno sólo.
Este funcionamiento conjunto ya ha empezado de algún modo, pero de manera insuficiente y arbitraria, sin reglas de juego claras y sin conexión efectiva, generando más ineficacias que ventajas.
La sociedad ya ha avanzado en su mayoría para poder afrontar todos esos cambios, ahora toca pensar en el bien común y acertar con aquellas medidas que son de interés general sin contaminarlas por razones políticas y geográficas. Están en juego la salud y el sostenimiento razonable del estado del bien estar.
Eusebio Gómez es el director General de Cualtis