La tecnología nos está cambiando. Nosotros estamos cambiando. Da igual el país, la empresa o el sector al que hagamos referencia: la digitalización y la automatización están llevando a millones de personas a necesitar nuevas habilidades para conservar sus puestos o simplemente para ocupar otros. Para convivir con éxito en un entorno cada vez más digitalizado y competitivo, el aprendizaje continuo se ha convertido en un elemento fundamental para profesionales, empresas privadas y esperamos que también en algún momento para el sector público.
Tenemos que aprender de quienes lo han hecho bien. El mejor ejemplo es Corea del Sur, uno de los países con menor tasa de paro y que además cuenta con uno de los parques de robots más grandes del planeta. El 100% de sus conexiones a Internet son de alta velocidad, la tecnología 5G funciona a pleno rendimiento y su sistema educativo es uno de los mejores y más completos del mundo. Según el último informe PISA, elaborado en 2018, los alumnos surcoreanos superan la media de los países de la OCDE en prácticamente todos los indicadores.
¿Cómo lo ha conseguido? Vayamos a la base, al modelo educativo del país. Las políticas educativas son reformas de calado, de medio y largo plazo. Cada cinco años se modifica el currículo escolar no la ley para adaptarlo a las necesidades laborales y de crecimiento del país. Los alumnos salen muy cualificados para afrontar sus primeros empleos. Pero Corea del Sur no solo prepara únicamente a sus estudiantes para que consigan un buen empleo y sean competentes. Nos llevan años de ventaja porque, conscientes del efecto transformador de la tecnología en el mercado laboral, ya en 2009 elaboraron su Ley de educación permanente (conocida como Lifelong Education Act). El propósito de dicha normativa es el de definir las responsabilidades de los gobiernos estatales y locales con respecto a la promoción de la educación a lo largo de toda la vida, tal y como se estipula en la Constitución coreana y en la Ley General de Educación. Además, el sector público facilita y promueve activamente que las organizaciones puedan ofrecer a los empleados oportunidades de educación a lo largo de toda la vida laboral.
Años antes de la ley de 2009, en 1995, Corea del Sur aprobó la creación de un fondo de seguro de empleo al que contribuyen tanto empresarios como trabajadores. Los primeros destinan entre un 0,9 y un 1,5% de su sueldo a este fondo (en función del tamaño de la empresa); los segundos, un 0,6%. El fin de este fondo es invertir, entre otras cosas, en mejorar las habilidades de los profesionales a través de una oferta de programas ofrecidos por instituciones registradas en el Servicio de Desarrollo de Recursos Humanos de Corea del Sur (HRD).
Al mismo tiempo, parte del dinero recaudado va destinado a crear una Tomorrow Learning Card. Este bono, que es de carácter individual, se puede solicitar para un plazo mínimo de un año (cobertura aproximada de 1.500) y máximo de tres (aproximadamente 2.200). Todos los empleados cubiertos por el seguro de empleo, así como los desempleados, los trabajadores cuyo contrato esté a punto de expirar o los trabajadores temporales pueden solicitar esta tarjeta, seleccionar el programa de formación que deseen y presentar su solicitud ante la institución pública pertinente. El sistema cubre el 100% de los programas de educación online y el 50% para los cursos de idiomas en el extranjero. En el año 2016 se expidieron unas 469.727 tarjetas; en 2017, 518.088 y en 2018 otras 552.397, según datos de la OCDE.
Empleabilidad y formación en España
En España, dos datos se enquistan en el tejido laboral y empresarial. Por un lado, los casi cuatro millones de desempleados; por otro, la necesidad de talento que sufren las empresas. Según el 'Informe Adecco sobre perfiles deficitarios y escasez de talento en España', 8 de cada 10 directores de Recursos Humanos reconocen tener problemas a la hora de reclutar talento, una cifra que se ha disparado un 30% en los últimos cinco años.
Una brecha que se puede reducir promoviendo iniciativas similares a la surcoreana y apostando por la formación continua (upskilling o reskilling). La formación continua es la respuesta a los principales desajustes del mercado laboral y algo que nos acompañará inevitablemente durante toda nuestra trayectoria profesional. A medida que la tecnología evoluciona, nosotros tenemos que desarrollar un proceso de aprendizaje en paralelo para usar y comprender las nuevas herramientas, adquiriendo así nuevas habilidades. Y mientras eso no se entienda, estaremos en clara desventaja como país.
Afortunadamente, hay ya una gran oferta académica digital para reducir esa brecha, sin que las personas tengan que interrumpir su desarrollo profesional, sin realizar costosos desplazamientos y en español, en inglés, francés, portugués o cualquier otro idioma. Ya no importa ni dónde te encuentres ni cuál sea tu lengua materna. En Global Alumni estamos viviendo cómo miles de profesionales de todo el mundo, en estos tiempos de dificultad e inestabilidad, quieren adquirir nuevas habilidades para garantizar y mejorar su empleabilidad. Y lo han hecho de la mano de las mejores universidades del mundo. No nos podemos permitir estar parados mientras todo lo demás avanza.