España

Devuélvame el cambio por favor

Dejar propina es una rareza.

Hay quien asegura que la cultura de las propinas comenzó en España al mismo tiempo que el auge del turismo, cuando británicos y alemanes llegaban a España y veían las condiciones laborales de los empleados de cuello blanco. Camareros, barman, botones o taxistas fueron durante años los principales receptores de este sobresueldo.

Años después y con el milagro español las propinas empezaron a salir también del bolsillo de los autóctonos y se fueron incrementado al mismo ritmo que el nivel de vida de los españoles. Sin embargo, el rápido desembarco de la crisis económica ha hecho que más de uno se lo piense dos veces antes de dejar la típica propina en una bandeja con el ticket del café o comida. ¿Se han vuelto los españoles más rácanos? ¿Han caído las propinas porque no se llega a final de mes? ¿Está la propina en recesión?

"Sí, sin ninguna duda. Las propinas han caído en la misma proporción que lo han hecho las consumiciones. No han desaparecido exactamente pero al haber menos consumiciones, ya sea por cantidad de productos demandados como por el coste de los mismos, han bajado", explica José Luis Guerra, adjunto a la presidencia de la Federación Española de Restaurantes, Cafeterías y Bares (FEHR).

Descienden

Reacios a dar cifras, "porque esto varía mucho según las ciudades y las zonas donde esté el establecimiento", desde la FEHR reconocen que las propinas han descendido en torno a un 6 por ciento en los últimos meses de 2008 y principios de 2009, en comparación con las mismas fechas del año anterior.

Las propinas en España suelen rondar entre un 5 y un 10 por ciento del importe total de la consumición. Según el Ministerio de Consumo, la propina en nuestro país no es obligatoria ya que "la totalidad de los servicios está incluido en el precio". Aun así, este pequeño aguinaldo está muy arraigado en nuestro país y un 60 por ciento de la población deja propina cuando consume en un bar, restaurante u hotel. En otros países, como Estados Unidos, este extra ya viene incluido en la factura que le llega al cliente, puede llegar a suponer un 20 por ciento y es de abono obligatorio.

El presidente de la Confederación de Consumidores y Usuarios (Cecu), Fernando Moner, explica que "el que antes dejaba un euro o 50 céntimos, ahora deja a lo mejor diez céntimos o veinte, pero no más". Moner asegura que no sólo la crisis ha afectado a la cultura de la propina en España. Casi una década después de la llegada del euro a la vida del consumidor español, éste ya ha tomado conciencia del valor del dinero.

"La crisis en este aspecto ha servido para valorar el dinero y que el cliente empiece a actuar con lógica a la hora de consumir", indice Moner. No obstante, las asociaciones de consumidores de toda España siempre se han mostrado muy críticas con la cultura de la propina al considerar que la existencia de nóminas y salarios adecuados, además de los convenios colectivos correspondientes, deben ser ya suficiente garantía para ofrecer el servicio correcto.

Según un estudio de la Confederación de las Pequeñas y Medianas empresas de España (Copyme), durante el primer mes de vida del euro en solitario, las propinas en los establecimientos españoles se redujeron a la mitad aunque posteriormente se recuperaron. Sin embargo la toma de conciencia sobre el valor del dinero con la llegada del euro no es la única razón del debilitamiento del pequeño aguinaldo.

Motivos varios

La generalización del uso de la tarjeta de crédito y la rotación de personal en los establecimientos de restauración son otras de las razones del desprestigio de la propina.

El dinero de plástico se ha convertido, desde que se empezara a usar en establecimientos de restauración y hoteles a finales de la década de los ochenta, en uno de los principales enemigos de la propina. El típico quédese con el cambio carece de sentido en un pago en el que ni billetes ni monedas hacen acto de aparición.

"Antes era común dejar propina en discotecas y bares de copas y además ésta era una fuente de ingresos extra importante y estimulante para los empleados", explica Pedro Vidal, presidente de la Federación Empresarial de Discotecas y Salas de Fiesta de España. Pero el pago con tarjeta tampoco tardó en llegar a los bares de copas. Según el Banco de España, en el año 2000 había cerca de 46 millones de tarjetas de crédito funcionando en España mientras que hasta el tercer trimestre del año pasado circulaban más de 77 millones de tarjetas, un 5 por ciento más que en 2007. Además durante este mismo período de tiempo, los pagos con tarjeta de crédito se doblaron alcanzando los 90.000 millones de euros.

La elevada rotación de personal que se da en muchos de los negocios de hostelería y restauración es otra de las razones que los empresarios del sector esgrimen como motivo de la caída de las propinas. Vidal explica que muchos locales tienen una clientela fija y que son los propios parroquianos los que dejan propina en función del camarero que les atiende y no del servicio. "Era una ayuda para alguien a quien veías cada día. Pero ahora toda esta cultura desaparece conforme se reduce la capacidad de gasto del cliente y si además cada vez que llega a un bar se encuentra con un camarero distinto, todavía te cuesta más no pedir que te devuelvan el cambio", asegura.

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