
Enchufe, contactos, confianza... Todos estos conceptos engloban la principal clave para que una persona de entre 16 y 34 años consiga trabajo en España. Al menos, así fue en el año 2016, cuando el 41,6% de ellos logró un contrato gracias a familiares, amigos o conocidos que les recomendaron o abrieron la puerta a una empresa.
Así lo refleja el estudio desglosado del Instituto Nacional de Estadística (INE) centrado en el sector más joven de la población activa del país.
Aunque la palabra 'enchufe' menosprecie a este tipo de contrataciones de conocidos, la realidad es que en España, el modelo de estructura social basado en la confianza y la cercanía que impregna a todas las relaciones personales -no sólo vínculos familiares sino también laborales-, fomenta y alimenta que este cauce sea preferente a la hora de solicitar un trabajo. En el caso de los más jóvenes, parece un factor imprescindible: en la población de entre 16 y 24 años el 46% consiguió trabajar a través de sus contactos personales.
En el polo opuesto, el INE deja en evidencia la completa ineficacia de los servicios públicos de empleo para ayudar a los jóvenes a trabajar: sólo el 2,4% se valió de algún organismo estatal para este fin. Además, el 88,5% de personas de esta edad en paro o que han sido empleados desde al año pasado aseguran no haber recibido ayuda alguna por parte de instituciones y entidades públicas para lograr un empleo.
Trabajando gratis
Los datos recabados también arrojan otra curiosidad vergonzante. De los casi dos millones y medio de jóvenes que compaginaron en 2016 estudio y trabajo, 820.000 desarrollaron un empleo sin remuneración alguna.