El huracán financiero siguió azotando el jueves a los mercados mundiales, pese al anuncio de medidas para inyectar liquidez al sistema, haciendo caer a las bolsas y derrumbando nuevamente a Wall Street.
El Banco Central Europeo (BCE) abrió el jueves una línea de crédito ilimitado de emergencia para instituciones al borde de la asfixia, mientras en Estados Unidos -hasta ahora el país de la libre empresa- no se descarta inyectar dinero público en bancos.
Pese a ello, Wall Street siguió a merced del interminable huracán financiero: luego de abrir en neta alza tras seis sesiones consecutivas en baja, la bolsa de Nueva York se desplomó arrastrando consigo a los mercados latinoamericanos.
El índice Dow Jones cayó claramente por debajo de los 9.000 puntos, con lo que en un año exacto ha perdido cerca de 40% de su valor, para cerrar en baja de 7,33%, a 8.579,19 puntos, mientras el índice Nasdaq perdió 5,47%. Hace un año exactamente, el 9 de octubre de 2007, el principal índice de Wall Street llegó a su máximo récord absoluto en sesión, a 14,164,53 puntos.
Antes, la Bolsa de Londres cerró en baja de 1,21%, la de Fráncfort cayó un 2,53% y la de París un 1,55%. La Bolsa de Madrid perdió un 3,83%.
En Asia, la Bolsa de Tokio cerró con una leve caída de 0,5% y la de Hong Kong con un alza de 3,31%, luego de que varios países asiáticos redujeran sus tasas.
Las autoridades financieras habían anunciado, sin embargo, varias medidas tendientes a apaciguar los mercados.
El BCE, que se unió al recorte de tasas concertado por varios grandes bancos centrales, anunció que otorgará a los 15 países de la Eurozona acceso ilimitado a dinero en efectivo al menos hasta fines de enero, a través de créditos a seis días.
Además, inyectó 100.000 millones de dólares (74.000 millones de euros) en los mercados, en préstamos a un día, duplicando el monto ofrecido un par de días antes para desbloquear el crédito.
En Estados Unidos, los poderes públicos no excluyen su participación directa en el capital de los bancos, opción que según el secretario del Tesoro, Henry Paulson, está amparada en la nueva legislación de emergencia que prevé 700.000 millones de dólares para comprar activos tóxicos ligados a la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo ("subprime").
"Utilizaremos todas las herramientas que hemos recibido para lograr una máxima eficacia, incluido el fortalecimiento de la capitalización de instituciones financieras de todos los tamaños", dijo Paulson.
Entretanto, el Grupo de los Siete países más industrializados (G7) y las naciones emergentes buscarán coordinar acciones para contener la crisis financiera este fin de semana en Washington, durante las asambleas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que podrían marcar un hito en la historia de las finanzas mundiales.
El presidente estadounidense, George W. Bush, que el sábado recibirá a los ministros de Finanzas del G7 y a los miembros del FMI y del BM, hablará sobre la crisis financiera el viernes a las 10H00 locales (14H00 GMT), dijo su portavoz, Dana Perino.
"Tras la continua volatilidad de los mercados, el presidente hará una declaración por la mañana en la Casa Blanca" para dar confianza a los estadounidenses, señaló.
Los ministros del G7 debatirán sobre la crisis el fin de semana en Washington, antes de la asamblea anual del FMI y del BM.
El mismo jueves, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, anunció la reactivación de un procedimiento de préstamos de emergencia a los Estados que lo soliciten para enfrentar la crisis financiera.
"Activé los procedimientos de emergencia del FMI para actuar rápidamente con los programas financieros", explicó en conferencia de prensa.
En América Latina, los bancos centrales de Brasil, México y Argentina debieron intervenir para frenar la caída de sus respectivas monedas, lo que sugiere una fuga de capitales.
México, cuya economía está íntimamente ligada a la de Estados Unidos, su principal socio comercial anunció también un programa de obras de infraestructura por 4.100 millones de dólares.
La crisis financiera en Estados Unidos "es una pulmonía muchísimo más grave de lo que esperábamos y por lo mismo la consecuencia sobre nosotros ha sido más severa de lo esperado", admitió el ministro de Hacienda mexicano, Agustín Carstens.
El gobierno colombiano informó por su lado que flexibilizará las reglas de ingreso de capital externo y propuso una amnistía fiscal para los colombianos que intentan repatriar su dinero.
Los dos líderes del Congreso estadounidense, los demócratas Harry Reid y Nancy Pelosi, pidieron el jueves al presidente Bush convocar a una cumbre del G8 por crisis para intentar encontrar una respuesta a la situación financiera.
"El pueblo estadounidense y el mundo esperan liderazgo de parte de Estados Unidos", señalaron en un comunicado conjunto el senador Reid y Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
En ese sentido, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, instruyó a su ministro de Hacienda, Guido Mántega, y al titular del Banco Central, Henrique Meirelles, para que enfaticen el fin de semana en Washington sobre la necesidad de "una supervisión de las entidades internacionales sobre el mercado financiero" mundial.
Mantega y Meirelles asistirán a la reunión anual del Fondo y a una reunión de emergencia del G20 Financiero, que este año preside Brasil y que integran 19 países de economías avanzadas y emergentes, además de la Unión Europea.
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