Rodrigo Rato ha entrado en su casa entre fuertes medidas de seguridad. La policía le ha tenido que abrir un pasillo ante la protesta nuevamente de algunos preferentistas frente a su domicilio.
El que fuera mano económica de Aznar y vicepresidente del Gobierno ha tenido que escuchar de nuevo cómo decenas de personas le han llamado "delincuente".
Desde que Rato fuera detenido durante el registro de su despacho la semana pasada, son varias las protestas que se han convocado. Un pequeño grupo de afectados por la venta de participaciones preferentes de Bankia le increparon también este martes cuando abandonaba su domicilio.