España

Rajoy enarbola la estabilidad y la economía como divisa electoral

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español.

Mariano en estado puro. La comparecencia habitual del presidente para ofrecer su balance del año que termina nos mostró este viernes la mejor versión de un Rajoy que, a falta de otros argumentos, agitó las banderas de la estabilidad y de la recuperación económica como estrategias de último recurso en su ofensiva electoral.

Previsible en el fondo y en las formas, triunfalista a su pesar en los mensajes económicos, reiterativo con firmeza frente al secesionismo en Cataluña, ajeno a la reforma constitucional que reconoció no tiene clara, pasando de puntillas sobre la corrupción, ambiguo casi siempre, sin mojarse casi nunca y recurriendo a las musas de la estadística para eludir bajar al teatro de la economía real de las empresas, los autónomos y la familias.

Sólo tres cosas dejó claras Rajoy: que quiere ser y será el candidato del PP en las elecciones generales, que no tiene intención de adelantar los comicios, y que en 2015 la economía va a crecer más que en este año. Afirmación esta última que matizó con un "si las circunstancias lo permiten".

Lo demás, ambigüedades o lanzar balones fuera, como cuando se le preguntó por la candidatura de Esperanza Aguirre a la alcaldía de Madrid -"no está encima de la mesa"- o por un posible Gobierno de coalición con el PSOE, a lo que dijo "no es el momento".

Porque la atmósfera electoralista que flotaba este viernes en La Moncloa no le hizo abandonar al presidente otro de los rasgos esenciales de su personalidad, la prudencia que, en ocasiones, utiliza también para disfrazar la indecisión o la falta de respuestas.

Prudencia que no le coaccionó para mostrar una indisimulada prepotencia a la hora de enfatizar sus "logros" en la economía, ni para esgrimir esa fina ironía gallega de la que hace gala para lacerar con alguna indirecta muy directa las expectativas de Pablo Iglesias y Podemos, a los que definió como "cosas" que sólo generar inestabilidad , falta de progreso y pérdida de bienestar".

Todo ello aderezado de un elogio a la alternancia de los grandes partidos y al PSOE, a pesar de Pedro Sánchez, de cuyo nombre tampoco quiso acordarse el presidente. A buen entendedor.

Relacionados

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky