
Aprovechando unos días de vacaciones y la estancia del príncipe Salam en Jbila, Felipe González podría haber vendido los terrenos que tenía en la playa en Tánger a la familia real saudí.
Según apunta El Confidencial, las negociaciones venían de lejos, pero la operación parece haberse cerrado durante los días en que el presidente estuvo en la ciudad junto a su esposa, Mar García Vaquero.
La casa o, más bien, futura casa dado que aún es un solar sin construir, iba a ser una mansión de todo lujo situada en primera línea de playa, valorada en 2,5 millones de euros con unas dimensiones de unos 5.000 metros cuadrados.
El solar de Felipe González se sitúa en la zona más exclusiva de Tánger, que ahora se encuentra cerrada al turismo por orden expresa del mandatario árabe . De hecho el hotel colindante, en el que el expresidente se aloja en sus visitas a Marruecos, está completamente cerrado para el uso y disfrute de la familia real.