
La tensión geopolítica que está teniendo lugar en varias zonas del planeta está siendo una de las principales protagonistas del año 2014. El verano está resultando especialmente duro, teniendo en cuenta el recrudecimiento de la violencia en Gaza, Irak y Ucrania. Lejos de liberar tensión, tras el trágico accidente aéreo en Ucrania el pasado mes de junio, el ambiente ha continuado caldeándose: las sanciones económicas impuestas a Rusia han tenido respuesta por parte del Gobierno de Vladimir Putin. A esto se suma ahora la intervención estadounidense en Irak para tratar de frenar el avance de los yihadistas del Estado Islámico -ISIS, por sus siglas en inglés-, junto con la aparente falta de disposición por parte de Israel y Hamás de terminar con un conflicto que ya se ha cobrado en torno a 2.000 vidas.
En medio de esta situación, el oro cobra peso al ser un clásico activo refugio que suele incrementar su precio con la incertidumbre que generan las guerras y el desplome de las bolsas.
Esto se está viendo reflejado en la fuerte entrada de inversión en productos cotizados -ETPs- sobre el oro durante las últimas semanas.
Según informó ETF Securities el pasado 11 de agosto, estos productos acumularon una entrada de inversión por valor de 223 millones de dólares durante el último mes, de los cuales 109 millones entraron en los siete días previos a la publicación del informe. De esta forma, se trata del activo más atractivo para los inversores que tomaron posiciones en productos cotizados en este periodo de tiempo.
Alternativa al riesgo a corto plazo
El metal precioso terminó el año pasado con una racha de 13 ejercicios consecutivos de avances, posiblemente arrastrado por el impulso que recibieron las bolsas de todo el mundo en 2013. Fue la mayor caída del metal en más de 30 años, pero los analistas no esperan que el descenso tenga continuidad. Las dudas que parecen haber surgido para la inversión en renta variable -Estados Unidos aguanta, pero Europa empieza a mostrar signos de debilidad- podrían impulsar el atractivo del metal como alternativa al riesgo en el más corto plazo.
A esta circunstancia, junto con la entrada de inversión en ETPs -que refleja el interés del mercado por el metal durante las últimas semanas- se le suma el buen aspecto técnico que presenta en este momento.
Joan Cabrero, estratega jefe de Ecotrader destaca que "después de una amplia fase bajista, que tuvo su origen en los máximos del año 2011 en la zona de los 1.900 dólares, no descartamos que la cotización del oro trate de reanudar su tendencia alcista de largo plazo. La primera resistencia que abriría la puerta a que este escenario potencialmente alcista comenzara a tomar cuerpo se encuentra en los 1.325 dólares mientras que la segunda se localiza en los 1.360 dólares".
Teniendo en cuenta todo lo anterior el inversor deberá controlar con cuidado la hora de entrar en el oro: si no cesan las tensiones geopolíticas y la bolsa continúa corrigiendo, en el corto plazo el oro podría experimentar subidas. Eso sí, si decide tratar de aprovecharlas debe tener en cuenta que las perspectivas que maneja el consenso de mercado recogido por Bloomberg apuntan a un descenso desde el precio actual hasta finalizar el ejercicio.
El papel de inflación
Aunque se trata de un papel secundario, el descenso de los precios que está teniendo lugar en Europa podría haber llevado a los inversores a olvidar el oro como cobertura frente a la elevada inflación. Como apuntan fuentes de Bloomberg, una parte de la demanda que generó el avance del oro durante la primera década del siglo XXI tenía su origen en la intención de protegerse frente al avance de los precios. De esta forma, el inversor no pierde poder adquisitivo como le ocurre en periodos de avance de la inflación.
Ahora, teniendo en cuenta la estabilidad en niveles bajos del IPC en Europa -que han hecho saltar las alarmas del BCE por el peligro de deflación que asoma en el Viejo Continente- el oro podría haber perdido atractivo como refugio ante la subida de precios. En este sentido, Javier Santacruz, economista e investigador en la Universidad de Essex explica que "antes de la intervención de Draghi en el mes de junio, los swap de inflación a 2 y 5 años -instrumento que puede servir para anticipar los cambios de los precios- se mantenían planos. Sin embargo, sorprendentemente, tras anunciar las medidas como la inyección de 400.000 millones de euros, estos dos swap han caído de forma destacable.
Esto tiene su efecto en el mercado del oro, ya que una parte importante de su peso llega desde Europa. Grandes inversores del metal, como por ejemplo el fondo soberano de Noruega, salen ahora del oro por las previsiones de deflación".
Dos vehículos para invertir
Como se puede apreciar en el gráfico, existen fondos cotizados -ETF- con los que tratar de aprovechar los cambios que experimenta la materia. El SPDR Gold Trust es el fondo que trata de replicar el comportamiento del oro que más volumen de negociación mantiene en este momento según ETFdb, un portal dedicado a la orientación sobre este tipo de productos.
Su alter ego es el PowerShares DB GOld Short ETN, un fondo que intenta replicar la inversa del recorrido del oro y que también es el que más volumen de negociación genera entre los ETF bajistas del oro.
De esta forma, el primer ETF es atractivo para tratar de aprovechar el tirón que podría experimentar el oro en el corto plazo, mientras que el segundo sería rentable si se cumplen las previsiones que apuntan a un descenso en el precio del metal precioso de aquí a final de año.