España

El ahorro en costes de la deuda salva a Rajoy de hacer más ajustes

Mariano Rajoy.Foto: Archivo

Los intereses bajaron 5.000 millones en 2013 y dan margen para el ajuste de 7.000 millones que exige Bruselas este año.

La relajación de la prima de riesgo permitió al Gobierno ahorrar 5.000 millones de euros en costes financieros en 2013, lo que no sólo le dio oxígeno para ajustar los 2.000 millones que exigía cumplir el objetivo de déficit el año pasado -disminuyó desde el 6,8 por ciento a finales de 2012 al 6,6 por ciento del PIB al cierre de 2013 que certifica Eurostat-, sino que le da margen este año para realizar el nuevo ajuste, de alrededor de 7.000 millones de euros, imprescindible para reducir el déficit al 5,8 por ciento. El ajuste hubiera sido mayor, 8.000 millones, si no se hubiera corregido el PIB, a resultas de lo cual el déficit de 2013 queda en el 6,5 por ciento.

De momento, y mientras encara las elecciones europeas del 25 de mayo, Mariano Rajoy se está salvando de impopulares tijeretazos y recortes. Pero la realidad es que cumplir el déficit marcado por Bruselas obligará a España a efectuar un ajuste de 37.000 millones en tres años; los que supone reducir el déficit desde el actual 6,5 por ciento al 2,8 por ciento al cierre de 2016.

En este capítulo, los costes de la deuda tienen un peso capital, ya que fueron en 2013 y son este año una de las mayores partidas de los Presupuestos Generales, sólo tras las pensiones. En total, unos 34.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 3,4 por ciento del PIB, según detalló esta semana el secretario general del Tesoro y Política Financiera, Íñigo Fernández de Mesa. Además, hay que tener en cuenta que pensiones, intereses y desempleo se comen el 55 por ciento del Presupuesto, por lo que bajar los costes es clave para cuadrar las cuentas públicas.

Las cifras avalan la rebaja de los intereses de la deuda, que los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro, han certificado en varias ocasiones. De hecho, con una prima de riesgo en el cómodo nivel de los 155 puntos, las estadísticas del Tesoro Público muestran que los costes de financiación han disminuido el 14 por ciento en lo que va de año, ya que a finales de 2013 el coste medio de la deuda española era del 2,45 por ciento, y a finales de marzo había caído al 2,10 por ciento.

Menor interés y emisión neta

Unos datos que muestran a las claras la relajación de la financiación española, ya que ni siquiera antes de la crisis conseguía el Tesoro menores tipos efectivos de interés por sus nuevas emisiones. Por ejemplo, en 2001 pagaba un rendimiento efectivo medio del 4,54 por ciento, mientras que en 2007 tenía que ofrecer el 4,20 por ciento y en 2012 registraba el 3,01 por ciento.

Es decir, la ventana de liquidez y la confianza en la solvencia española permiten ahora emitir papel nuevo a unos niveles desconocidos desde hace trece años, con la excepción de 2009, cuando las nuevas emisiones del Tesoro se colocaban a un interés medio del 2,15 por ciento, similar al actual.

Además, el mayor crecimiento previsto del PIB y la corriente de confianza en la que navega España en los últimos meses van a posibilitar que el Tesoro reduzca en unos 5.000 millones su financiación neta en 2014, según auguró Guindos esta semana, que bajaría así de los 65.000 millones netos estimados. Hasta marzo, la financiación neta alcanza los 24.373 millones.

El jueves pasado, el Tesoro colocó con gran éxito emisiones a tres y cinco años, y logró un mínimo histórico en el bono a diez años, al tener que pagar sólo el 3,059 por ciento. Esto significa el 56 por ciento menos de lo que se veía obligado a ofrecer en noviembre de 2011, cuando el bono estaba casi en el umbral insostenible del 7 por ciento.

Prácticamente aquí se acaban las buenas noticias, ya que, pese a este abaratamiento de costes financieros, la realidad es que la deuda pública española sigue engordando, representa ya el 96,5 por ciento del PIB y llegará al 100 por ciento este mismo año, según contemplan la mayoría de expertos.

Reducir el déficit, la única vía

Tal y como detalla el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal, eso implica "más intereses, pues aunque el coste medio se reduzca por las buenas perspectivas, el montante total en concepto de servicio de la deuda, los gastos financieros, etc, aumentará". Según este economista, el círculo vicioso de deuda e intereses retroalimentándose sólo podría cerrarse "si se reduce el déficit público de manera efectiva, para lo que el Gobierno debe acometer una reforma seria de la Administración para controlar el gasto público, la gran tarea pendiente".

La prueba de que los costes financieros siguen presionando es que, para 2014, los Presupuestos Generales incluyen un gasto por intereses de 36.662 millones de euros. Habrá que ver cuál es la cifra a finales de año, por el impacto positivo de la mejor financiación, pero los analistas alertan de que el esfuerzo de crecimiento económico español -del 0,4 por ciento a tenor de los últimos datos- se ve contrarrestado por la baja inflación. Además, cualquier acontecimiento inesperado, como el fin de los estímulos fiscales en Estados Unidos, el conflicto en Ucrania, incluso unos extremos resultados electorales a escala europea, pueden dar al traste con la ventaja actual.

"El déficit no se acaba de contener, y por eso la deuda pública española se irá cerca del 101 por ciento del Producto Interior Bruto este mismo año", vaticina el profesor Miguel Ángel Bernal, para quien "cumplir un déficit del 5,8 este año no es un éxito, si subimos la deuda tanto". Y alerta de que lo que hace falta es un verdadero tijeretazo: por ejemplo, "empezar a privatizar, desde Adif hasta edificios o Loterías".

La explicación oficial a la escalda de la deuda reside en la necesidad de bajar el déficit y porque hay que financiar instrumentos como el Plan de Pago a Proveedores o la reestructuración del sector financiero. A tenor de las cifras facilitadas por el Tesoro, si a la deuda a cierre de 2013 -el 93,9 por ciento del PIB- se le restan estos instrumentos, el pasivo público habría sido del 82 por ciento del PIB.

E insisten en que la deuda española es sostenible, pues el coste de servicio en relación al PIB se sitúa en un entorno muy similar al de países como Estados Unidos e Italia.

Las alertas no llegan sólo de los analistas nacionales. Así, la agencia de rating internacional Moody's espera un período prolongado de inflación muy baja en España, lo que implicará que la reducción de la deuda sea un ejercicio "difícil y doloroso". La agencia, sin embargo, no prevé un escenario de deflación. En febrero, la calificadora decidió mejorar la nota de la deuda soberana de España.

Según la escala con la que determina la solvencia, los bonos son ahora Baa2, un escalón mejor, lo que aleja a España del bono basura. Aun así, Moody's estima que la deuda pública tan sólo se podrá estabilizar en 2016.

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