
Cataluña se convertirá en la sede provisional del Gobierno y del Partido Popular los próximos días 24 y 25 de este mes de enero. Fechas en las que se ha convocado la convención de los populares catalanes y que mariano Rajoy ha elegido para iniciar una ofensiva de presencia de las instituciones españolas en esa comunidad autónoma, como parte de la estrategia diseñada para contrarrestar la deriva independentista de Artur Mas y la Generalitat.
La convención de Barcelona será inaugurada por la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, y clausurada por el presidente Rajoy, mientras que a los debates asistirá una mayoría de miembros del Gobierno, con un doble objetivo: reforzar el mensaje de unidad del Estado y arropar a la líder del partido en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho.
Las tensiones independentistas en Cataluña fueron, junto a la economía y el proyecto de ley del aborto, los temas claves de la reunión de ayer del Comité Ejecutivo Nacional del PP, en el que el presidente del Gobierno informó a la cúpula del partido de que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tiene perdida la batalla internacional iniciada con el envío de cartas a distintos líderes exponiendo sus planes independentistas.
Las misivas de Mas
María Dolores de Cospedal explicó, al término de la reunión, que las respuestas que está recibiendo Mas a sus misivas "son las que corresponden a su comportamiento y señalan claramente que quienes crean un problema luego no pueden pretender que habiendo creado ellos el problema, encima se les premie", aunque admitió que Rajoy reconoce que estas cartas "no crean la mejor situación posible".
El presidente insistió, una vez más, en que no habrá consulta porque es inconstitucional y porque él no puede autorizarla. "Él no lo puede autorizar, no lo debe autorizar y no cree en autorizarlo. La soberanía nacional no es un tema disponible ni por la Generalitat, ni por el Gobierno, ni por el Parlamento español. Reside en el pueblo español", explicó De Cospedal.
Rajoy calificó también de "ocurrencia" la propuesta del PSOE de reforma de la Constitución, incidiendo en que no se puede reformar la Carta Magna "sin saber qué se quiere cambiar ni dónde empieza y termina el cambio".