Las cooperativas y empresas sociales han incrementado sus socios en España en un 20% en los últimos cinco años, coincidiendo con la crisis económica, y se han demostrado especialmente fuertes para resistir la destrucción de empleo, que está 6 puntos por debajo de la media en todos los sectores.
Estos datos se han puesto hoy de manifiesto en una jornada sobre las finanzas cooperativas celebrada en Barcelona y en la que se ha analizado la actividad y las fortalezas de este sector, que emplea en España a más de 2,3 millones de trabajadores, el 14% de los empleados españoles.
El presidente de la Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES), Juan Antonio Pedreño, ha reivindicado hoy la actuación de estas organizaciones empresariales, que han demostrado, a su juicio, "que hay otras formas de hacer empresa", alejadas de la especulación.
"Nuestras bancas no especulan con el dinero de los depósitos. Y la presencia de éstas hace más estable el sistema financiero, como ocurre en países como Francia, Alemania, Bélgica y el Québec", ha subrayado.
Dentro de la economía social
Estas organizaciones empresariales que se aglutinan bajo el concepto de la economía social adquieren la forma de cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, empresas de inserción, centros especiales de empleo y cofradías de pescadores, entre otras fórmulas.
Entre los fines de estas empresas, destaca el impulso del desarrollo económico del país y llevar a cabo una actividad socialmente responsable que ponga en valor las personas y no priorice la búsqueda de beneficios inmediatos.
El éxito de este tipo de empresas ha llevado a que en los últimos seis meses haya crecido su número en España por primera vez desde 2007, según ha detallado Pedreño, que ha subrayado que "somos la solución contra la destrucción de empleo".
Las empresas del CEPES representan el 10% del PIB, con una facturación de más de 86.000 millones de euros, y los intereses de doce millones de asociados.
El conseller de Empresa y Empleo, Francesc Xavier Mena, que ha presidido la inauguración de la jornada, ha reivindicado la actividad financiera tradicional, que tiene como objetivo "canalizar el ahorro hacia el crédito", y ha lamentado que se haya abandonado en los últimos años en favor de "la ingeniería financiera".
Mena ha criticado que, durante esos años de crecimiento especulativo, "los que tenían que controlar, tanto políticos como reguladores, hicieron como los músicos del Titanic, que continuaron tocando el violín hasta el final sin hacer nada".
