Presidente paraguayo fustiga al gobernador del estado brasileño de Paraná

El presidente de Paraguay, Nicanor Duarte, fustigó al gobernador del estado fronterizo brasileño de Paraná, Roberto Requiao, quien expresó su apoyo a un candidato presidencial opositor paraguayo.

"Requiao no representa el sentimiento ni la idea de Itamaratí (ministerio brasileño de Relaciones Exteriores) sobre el gobierno de Paraguay", dijo Duarte a periodistas, tras esperar en vano un pronunciamiento del gobierno del presidente Luiz Inacio Lula de Silva a su favor.

Requiao, líder del partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado al partido de los Trabajadores de Lula, hizo un intercambio de declaraciones con Duarte.

El gobernante paraguayo lo había cuestionado por "intromisión en los asuntos internos" al manifestar su apoyo a la candidatura del ex obispo católico Fernando Lugo para las elecciones generales del 20 de abril en Paraguay.

Duarte dijo que Lugo "debe decir cuánto dinero pone Requiao para su campaña política".

Requiao visitó Ciudad del Este el miércoles, en la frontera con Foz de Iguazú, Brasil, y dejó nuevos dardos para el gobernante paraguayo: "que deje de decir pavadas" y "que entregue el gobierno" a Lugo.

"Nicanor debería preocuparse por la criminalidad a orillas del río Paraná (limítrofe) por la miseria del pueblo. Son absolutamente incomprensibles las tonterías que ha dicho", reiteró.

El jueves, el ministerio paraguayo de Relaciones Exteriores divulgó un comunicado que entregó al embajador brasileño Válter Pecly, en la que se calificó de "impertinentes y extralimitadas" las expresiones de Requiao al tiempo que pidió un pronunciamiento del gobierno de Lula.

Brasilia tomó distancia del asunto al señalar este viernes que no puede involucrarse en la opinión de un político.

Duarte dijo que Requiao "es un corrupto de cuerpo y alma, de tomo y lomo. Es el hombre que trafica con la soja, maneja los grandes círculos del contrabando en la frontera".

Aunque parece una polémica intrascendente, la disputa verbal tiene directa relación con las afinidades de los electores "brasiguayos", de los cuales unos 400.000 viven en el lado paraguayo.

Muchos de ellos están empadronados y votan en ambos países, según políticos de la oposición.

hro/fj