La derecha francesa se empeñaba el lunes en restar importancia a la actitud del presidente Nicolas Sarkozy que trató de "pobre imbécil" a una persona que se negó a darle la mano, mientras la oposición denunciaba la falta de "sangre fría" del mandatario.
Al iniciar el sábado una visita al Salón de la Agricultura de París, Sarkozy se encontró con un hombre que le dijo: "me ensucias" al negarse a estrecharle la mano, a lo cual el jefe de Estado respondió: "Lárgate entonces, pobre imbécil". El diálogo fue filmado, tuvo amplia difusión por internet y fue portada de diarios de todo el mundo.
La ex candidata socialista a la presidencial Segolene Royal recomendó al jefe del Estado "mantener su serenidad y su sangre fría".
Cuando faltan dos semanas para las elecciones municipales en Francia y en momentos que Sarkozy aparece en caída libre en los sondeos, la derecha trató de restar importancia al incidente.
"Encuentro que se le da mucha importancia" al asunto, declaró el jefe del grupo parlamentario UMP (derecha, en el poder) en la Asamblea Nacional (Cámara de Diputados), Jean-François Copé.
Según Copé, los responsables de la izquierda reaccionan "con una rapidez extraordinaria cuando se trata de ataques de este tipo y son absolutamente inexistentes cuando hay que hacer proposiciones de fondo".
El ministro de Agricultura, Michel Barnier, que estaba presente en el Salón cuando se produjo el incidente, defendió "la espontaneidad" y el "modernismo" del presidente francés para enfrentar imprevistos como el del sábado.
"En Nicolas Sarkozy no hay hipocresía y le respondió de hombre a hombre, no hay por qué asombrarse", declaró.
El secretario de Estado para las relaciones con el Parlamento, Roger Karoutchi, afirmó que Sarkozy demostraba "una calma y una serenidad verdaderamente excepcionales".
"No se tiene el derecho a humillar al presidente de la República", estimó el ministro del Trabajo, Xavier Bertrand.
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