
El futuro que se le aventura a la economía española podría llevar por título la crisis de nunca acabar, según se desprende de los dos posibles escenarios que dibuja el último informe de la consultora Freemarket, al que ha tenido acceso elEconomista.
Sin entrar a valorar los efectos de la renuncia de Zapatero, el primer contexto apunta a una recuperación suave, caracterizada por un ciclo de bajo crecimiento incapaz de crear empleo.
El segundo marco, más pesimista, advierte sobre otra recaída en la recesión si se consolidan los tres grandes shocks externos que aumentan las dudas sobre la economía española: el encarecimiento del petróleo y su consolidación en los actuales niveles, la anunciada subida de los tipos de interés por parte del BCE y el miedo al contagio a una nueva crisis de deuda ante una intervención de Portugal.
A estas incertidumbres se suman otros dos factores que también pueden hacer tambalear unos cimientos aún muy débiles. En este sentido, el informe titulado La crisis no ha terminado apunta a una cuestionada sostenibilidad financiera si no se acometen nuevos ajustes ante, además, la posible afloración de deuda oculta en las trece autonomías que celebran elecciones el 22 de mayo, a lo que se sumaría un aún "cuestionable" sistema financiero.
Ante este panorama, Freemarket prevé para este año un crecimiento del PIB del 0,4% en el caso más optimista y una caída del 0,1% si se dan todos los elementos negativos -frente a la estimación del 1,3% prevista por el Ejecutivo y al 0,8% del Banco de España-. Y señala al Gobierno como responsable "por no diagnosticar la crisis ni adoptar las medidas precisas para superarla al mismo ritmo que los demás". La consultora advierte, en este sentido, de que se tardará tiempo, "al menos dos años más", en retornar a ritmos de crecimiento cercanos al potencial, estimado en tasas del 3% antes de la crisis. "España se instalará en un escenario de cuasi estancamiento, similar al padecido por Portugal desde hace una década y por Japón desde hace dos", recoge para apuntar a un perfil de la economía con forma de L, pero con "cola de caballo".
Sin embargo, el documento no aventura el marco económico que se dará en 2012 ante un posible cambio de gobierno en las elecciones generales previstas para la primavera del año que viene. "La evolución dependerá de la estrategia económica diseñada y ejecutada por el Gobierno que salga", señala el informe para recordar que, en 1996, el cambio de siglas en La Moncloa se tradujo en unos resultados macroeconómicos "radicalmente diferentes a los previstos".
En relación al mercado laboral, las expectativas tampoco son nada halagüeñas. Al contrario. El análisis alerta de que, aunque a un ritmo menor, continuará "la persistencia del proceso de destrucción de puestos de trabajo" y la tasa de paro superará el 20,8 por ciento en cualquier caso. Además, critica los efectos de la reforma laboral.
Otro plan de ajuste necesario
En el ámbito internacional, el informe de la consultora presidida por Lorenzo Bernaldo de Quirós cuestiona duramente el marco sobre el que se elaboraron los Presupuestos Generales del Estado de este año y, a este respecto, lanza una advertencia de calado: "Salvo un recorte adicional y sustancial de los desembolsos del sector público a lo largo de los próximos meses, el déficit se colocará muy por encima del 6 por ciento previsto" que el Gobierno se ha comprometido en Bruselas a cumplir pase lo que pase. Es decir, alerta de mayores ajustes y cifra el recorte extra del déficit para poder estabilizar la deuda en el 1,6 por ciento. El tijeretazo acometido en mayo que incluía la congelación de las pensiones o el recorte salarial de los funcionarios supuso medio punto del PIB.
El informe señala como posibles víctimas en ese recorte de gasto a las prestaciones por paro o ligadas al envejecimiento y a las partidas de educación o sanidad en el ámbito autonómico.
¿Qué riesgos acechan?
Los riesgos que ponen en peligro a las cuentas públicas fuera de nuestras fronteras están muy marcados por el contexto internacional.
La principal amenaza viene originada por la incertidumbre en el mundo árabe y el consecuente encarecimiento del crudo que, cuando se elaboró el documento, se situaba en los 113 dólares por barril, pero podría llegar a situarse en los 120 dólares en el segundo trimestre del año. "La evolución de su precio es un factor clave para entender cómo puede evolucionar la economía en 2011", asegura el informe recordando que las cuentas públicas se elaboraron sobre los 86 euros el barril. Y pone cifras a sus consecuencias. Por cada dólar de incremento del precio del barril, la economía dejará de crecer 0,03 puntos porcentuales.
Con el petróleo de fondo y su repercusión en el rebrote de la inflación, cuando el crecimiento apenas ha comenzado a acelerarse, el segundo gran enemigo de la recuperación es la previsible subida de los tipos de interés este mismo jueves un 0,25 puntos, según anunció el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet. El precio del dinero se situaría así en el 1,25 por ciento. En el horizonte, además, está un posible incremento que podría situarse en otros 0,75 puntos en lo que queda de año.
El texto elaborado por Freemarket, que secunda la intervención inmediata de la institución financiera, pone el acento en que la repercusión del alza de los tipos en la economía española dependerá "de la magnitud de la subida" y advierte de que podría agravarse si el aumento supera el cuarto de punto. En cuanto a la inflación, el informe concluye que su tasa interanual al cierre 2011 se situará en todo caso por encima del 3 por ciento.
Intervención "no desdeñable"
Un tercer elemento externo que pone piedras en la recuperación de la economía es una posible nueva oleada de la crisis de deuda que ya castigó a los países periféricos en mayo, tras el rescate de Grecia, y a finales de noviembre, después de la intervención de Irlanda.
Ahora el riesgo de que Portugal sea ayudada por la UE y el FMI eleva otra vez la tensión sobre el futuro de España.
A este respecto, el informe va más allá advirtiendo de que el peligro de un rescate español "no es nada desdeñable", porque nuestra coyuntura económico-financiera condensa todos los elementos que han desencadenado las crisis de deuda en los demás estados periféricos y porque el Gobierno "siempre ha ido por detrás de lo exigido por las circunstancias y los mercados".
"El riesgo de contagio a España aumenta y el rescate de Portugal puede convertirse en una espoleta en vez de un cortafuegos", advierte.
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