
En la actual coyuntura de crisis económica el País Vasco y Navarra figuran como las comunidades que mejor han reaccionado y que antes están saliendo de la etapa recesiva. Ambas comunidades encadenan ya más de tres trimestres de crecimiento positivo de PIB y sus tasas de paro no sólo están por debajo de la media española, sino que se sitúan en la mitad al no alcanzar el 10 por ciento de la población activa.
Sin embargo, esta buena evolución no oculta que estos datos podrían ser mucho mejores si no existiera la violencia terrorista. Según un informe de la Cátedra de Terrorismo de la Universidad Complutense de Madrid, que dirige Mikel Buesa, la actividad de ETA y su entorno tiene un enorme costo para la economía vasca: costo por pérdidas y costo por menor generación de riqueza. Citan que las pérdidas por daños materiales rondan nada menos que los 680 millones al año y por la vía de menor producción está afectado alrededor del 20 por ciento del PIB vasco.
Otro dato igualmente revelador es que en 15 años se han perdido 150.000 millones de euros de producción. Esta menor producción va íntimamente ligada a las inversiones, que en algunos casos se trasladaron a otras comunidades autónomas y en otras nunca se llegaron a realizar. No se puede olvidar que uno de los mecanismos de financiación de ETA ha sido la extorsión a los empresarios.
Violencia y turismo
Desde las organizaciones empresariales y desde las instituciones se acuñó la frase de que "la paz es la mejor inversión" para Euskadi; prueba de ello son los datos de Buesa y también la evolución del turismo que recibe el País Vasco. No se puede perder de vista que de la actividad turística vasca -vacacional y de negocios- depende más de un 5 por ciento del PIB vasco y es un sector en alza. Durante la tregua de 1998, la cifra de visitantes aumentó nada menos que un 27 por ciento; mientras que en la tregua que se produjo entre 2006 y 2007 lo hizo en un 15 por ciento acumulado.
Además del terrorismo, en el turismo también afecta la denominada violencia callejera. Desde 2008 la presión policial y judicial sobre los grupos de apoyo a ETA ha propiciado una bajada muy fuerte de este tipo de ataques, este año está en sus niveles más bajos.
La traslación directa de ambos factores queda patente en lo que va a ser uno de los mejores ejercicios para el turismo vasco, será un año récord. Hasta noviembre, el número de visitantes ha crecido un 12,26 por ciento, cuando el sector del conjunto de España ni mucho menos presenta esta evolución.
Ingresos y extorsión
Las repercusiones económicas no se circunscriben exclusivamente al País Vasco, ya que muchos de los daños e indemnizaciones se han costeado con cargo a Presupuestos Generales del Estado y la Seguridad Social. Asimismo, ETA ha detraído recursos directos de la economía, en donde destaca la extorsión a los empresarios. Entre 1993 y 2002 la organización terrorista y su entramado ingresaba alrededor de 28,15 millones por la vía de extorsiones y subvenciones.
La ilegalización de Batasuna y sus organizaciones afines ha supuesto un varapalo a sus finanzas, a partir de 2003 sus ingresos se redujeron a unos 7,5 millones de euros al año.