España

Impulso divino y humano a Zapatero, pero con trampa...

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero

Zapatero arrancó ayer más cerca del cielo que nunca, pero terminó el día con los pies en la tierra, hablando de crisis económica y eclipsado por un Felipe González del que recibió un balón de oxígeno que, aunque sincero, tenía un pequeño pinchazo porque llegó de un predecesor ya convertido en mito que hizo añorar el pasado entre los primeras espadas socialistas reunidos en el Congreso para recordar a Pablo Iglesias.

La jornada del presidente fue frenética y estuvo cargada de carácter simbólico en clave internacional y, sobre todo, en clave interna, de partido. Fue un día de fotos para archivar en el álbum. Primero, la instantánea con el Papa Benedicto XVI, en la que fue su primera imagen junto a él en el Vaticano. Eso sí, acudió a la ciudad sagrada en calidad de presidente de turno de la Unión Europea, no como jefe de un Gobierno que mantiene claras diferencias con la Iglesia.

En el que fue un encuentro "correcto" para Zapatero, "cordial" para la Santa Sede, criticaron "la inmoralidad de los mercados" y se pusieron al día de las actuaciones económicas comunitarias y españolas en unos tiempos más difíciles para los seglares que para los clérigos.

Zapatero por el Vaticano

Apenas dos horas después se producía otra foto de las de sonrisa más forzada que natural. Zapatero fue recibido por un Silvio Berlusconi con el que también ha marcado barreras en muchas ocasiones. Sin embargo, Il Cavaliere, tal vez por los aires del Vaticano, dijo saludar al presidente español "como se saluda a un santo", que está en "gracia absoluta".

Y como tal actuó elogiando primero la "valentía" de las medidas antidéficit adoptadas, es decir, de los recortes sociales, realizados por el Gobierno español; para después mostrar "envidia" por una deuda que es la mitad que la transalpina.

La polémica no faltó como era de esperar en un acto del primer ministro italiano. Tras ofrecer una rueda de prensa conjunta, Berlusconi abandonó la sala dejando solo al español, al que le tocaba hablar del tema doméstico en agenda, el fracaso anunciado de la reforma laboral.

Por la tarde, Zapatero volvió y jugó en casa. No lo hizo solo, al contrario, estuvo rodeado de todos los grandes nombres del socialismo: junto a los habituales en el hemiciclo Chaves, Guerra, Bono y la mayoría del Gobierno estuvieron Solana, Peces Barba, Laborda... y Felipe.

Disponible para el PSOE

Los dos socialistas que han dirigido el país en democracia, posaron juntos y pusieron voz a su ideario, también juntos. Algo no habitual. Pero aquí Zapatero bajó un escalón más hacia lo humano teniendo en cuenta que tenía al lado a alguien a quien muchos han dado título de divino. El sevillano, que dijo estar "más próximo y disponible para el PSOE", dedicó cinco palabras a los que reclaman un adelanto electoral: "Tenemos dos años, José Luis". Reconoció que el partido tiene dificultades, que hay una depre colectiva, pero llamó a la unidad. "La distancia crítica" ha de limitarse a los buenos tiempos. "Cuando las cosas van mal, militancia pura y dura", dijo.

Zapatero intentó sacar pecho, pero estaba un poco pinchado.... "Los socialistas no están depres por nada". Y, no sin intención, confesó las fuerzas que González le dio el día que anunció los recortes sociales. Le envió su "mensaje más cariñoso": "Hoy más que nunca tienes todo mi apoyo. Gobernar es esto, tomar decisiones difíciles".

Ya por la noche, recibió en Moncloa al número dos del Ejecutivo de Reino Unido, Nick Clegg, líder de los liberaldemócratas y promesa política. Ante él tomó aire y justificó sus ajustes y hacerlos todos a la vez. Gobernar es también eso.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky