España

Los Príncipes de Asturias recorren los últimos 12 km del Camino de Santiago

Los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, obtuvieron hoy la indulgencia plenaria del Jubileo y animaron "a todo el que pueda" a hacer el Camino de Santiago este año Xacobeo. "Es muy largo, hay mucho donde elegir", subrayó Su Alteza Real, por lo que invitó a tener "un tiempo reservado" para visitar al Apóstol.

Minutos antes de las 11.00 horas, los Príncipes iniciaron, entre aplausos de los peregrinos, la etapa de 12,3 kilómetros que une la parroquia de San Paio -en Lavacolla- con la Praza do Obradoiro, pasando por Villamalor, San Marcos y Monte do Gozo.

En la Iglesia de San Paio fueron recibidos por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro; la secretaria xeral para o Turismo, Carmen Pardo; y el alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo; quienes les entregaron los bastones de peregrinos y un pañuelo del Xacobeo que se anudaron al cuello.

También le intentó hacer un obsequio uno de los peregrinos que se encontraban en este punto del camino "por casualidad", que, en concreto, quiso entregar a don Felipe una insignia de la Hermandad Real Universitaria de Granada, aunque el estricto dispositivo de seguridad de la Casa Real impidió que pudiese hacer llegar este emblema al Príncipe.

A buen ritmo

Después de que Sus Altezas diesen los buenos días a los peregrinos y recibiesen la bienvenida a Galicia por parte de las autoridades, y tras escucharse un "¡Viva los Príncipes!" entre los peregrinos expectantes, los Príncipes de Asturias comenzaron la caminata, que realizaron con buen ritmo, pues, pese al retraso de la partida, quisieron mantener el horario previsto inicialmente.

De este modo, don Felipe y doña Letizia llegaron sobre las 11.20 horas a San Marcos, donde visitaron las instalaciones de la Compañía de Radio Televisión de Galicia (CRTVG), y alrededor de las 12.10 al Monte do Gozo, donde Felipe de Borbón aseguró que ambos se sienten "muy a gusto por estar en Galicia, pasando un día en el Camino para visitar al Apóstol".

"Le pediremos que siga protegiéndonos y cuidándonos", resaltó el Príncipe de Asturias, para incidir, a continuación, en que ya han demandado "bastantes" cosas a Santiago. "Que nos siga cuidando en estos tiempos difíciles que vivimos todos" es lo fundamental, concluyó.

Vestidos para la ocasión

Por su parte, doña Letizia hubo de finalizar la ruta remangándose la gabardina beige corta, prenda que portaba combinada con un pantalón de tela gris ajustado, modo pitillo; unas botas de montaña de color camel, pañuelo al cuello y un pequeño bolso cruzado. El pelo lo llevaba recogido en una coleta alta.

El atuendo de don Felipe lo componían unos zapatos de senderismo en un tono oscuro, unos pantalones también beige, una chaqueta verde y una camisa azul, además del bastón de peregrino, que, a diferencia de la Princesa, no abandonó durante todo el trayecto.

Llegada a la Catedral

Quince minutos después de que las campanas de la Catedral de Santiago marcaran las 13.00 horas, puntuales, los Príncipes de Asturias llegaron a la Praza da Quintana para asistir a una misa posterior a la del Peregrino y organizada para más de 700 alumnos del Colegio Hijos de Jesús de Vigo, A Coruña y Noia.

En la plaza, tanto los niños como numerosos turistas aguardaban impacientes la llegada de don Felipe y doña Letizia, a los que saludaron, hicieron numerosas fotografías y dedicaron muestras de cariño y admiración.

Menos amistosa fue la actitud de un grupo de unos 10 ó 12 jóvenes que increparon a los Príncipes gritando consignas como '¡España, mañana, será republicana!' y '¡República, república!'. En las manos, que mostraron abiertas, llevaban pintados los colores rojo, amarillo y violeta de la bandera republicana.

Abrazo al Apóstol

Mientras este grupo era abucheados por una parte de la plaza y retenido por efectivos de la Policía Nacional, los Príncipes de Asturias cruzaron la Puerta Santa junto al resto de autoridades, dieron el abrazo al Apóstol y se sentaron en el primer banco del templo.

Después del saludo litúrgico, cántico al que se sumó Felipe de Borbón, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, dio comienzo a la misa.

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