El montañero español Juanito Oiarzábal, quien regresó la pasada noche del Annapurna (8.091 metros) donde falleció Tolo Calafat, se ha mostrado hoy martes sorprendido de todo lo que se ha comentado al respecto de lo que sucedió tras hollar la cumbre y ha asegurado que "me siento culpable, pero no sé de qué".
"Me han dado palos por todos lados. Estoy sorprendido porque en ningún momento he acusado a nadie, aunque en el campo 4 comenté que la única persona que quizá podía hacer algo por salvar a Tolo Calafat eran los sherpas de Eun-Sun Oh", ha indicado.
Tras su regreso, Oiarzábal se ha sometido a un reconocimiento médico en la Mutua de Accidentes de Zaragoza, donde se le han apreciado "pequeñas congelaciones en la nariz, superficiales en el pie izquierdo y en el pie derecho, en la zona de máximo rozamiento y presión, un principio de congelación que da la sensación de que se ha infectado", según ha señalado el médico Ricardo Arregui.
"Me pierde la boca"
Arregui, quien ha tratado al himalayista alavés en anteriores ocasiones, ha aseverado que físicamente no tendrá problemas para continuar su trayectoria deportiva aunque "moralmente está tocado y más afectado que tras las congelaciones que sufrió en el K-2 (8.611)".
Juanito Oiarzábal ha insistido en que todo lo que hicieron tanto él como su compañero de expedición Carlos Pauner fue con el objetivo de intentar rescatar a Calafat y en una situación así "uno se agarra a un clavo ardiendo y actué así de buena fe pensando en la mejor manera de salvar a Tolo". "En el campo 4 si Carlos -Pauner- o yo hubiéramos tenido fuerzas para subir los 500 ó 600 metros a buscar a Tolo lo hubiéramos hecho", ha comentado.
También ha señalado que ha hablado en varias ocasiones con la mujer del montañero mallorquín y ha indicado que se encuentra "totalmente hundida" y que lo que tienen que hacer es intentar darle ánimos. Ha reconocido que en determinados momentos le "pierde la boca", la manera de expresarse o de decir las cosas, pero que su intención "no era que nadie se sintiera mal".
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