
En política, como en el fútbol, hay una ley que se cumple inexorablemente. Cuando confirman al entrenador, relevo seguro. Qué se lo digan, sino, a Pedro Solbes y a Magdalena Álvarez por citar sólo dos casos recientes.
Por eso, cuando el presidente aseguró en su anodina comparecencia televisiva del lunes que en sus previsiones no está hacer un cambio de Gobierno, muchos ministros se echaron a temblar.
Y no sólo Celestino Corbacho, que ya sabe que tiene fecha de caducidad, sino que en los mentideros de Ferraz se habla ya de que caerán torres más altas, mientras que en el Ministerio de Economía se anuncia desbandada con los calores del verano. Que Rodríguez Zapatero niegue ahora cambios en el Gabinete estaba en el guión.
Crisis de Gobierno en plena Presidencia
Sería un grave error estratégico anunciar una crisis de Gobierno en plena Presidencia de la UE. Pero el relevo en la Secretaría de Estado de la Comunicación ha sido el primer movimiento de una partida de ajedrez en la que el presidente quiere dar el jaque a una economía que le ha colocado a los pies de los caballos en la opinión y en las encuestas.
Y para ello está dispuesto a sacrificar las piezas necesarias y no sólo a los peones. En el Grupo Parlamentario Socialista es un secreto a voces que Pepe Blanco está jugando, y tiene todas las papeletas para serlo, a vicepresidente. De la misma manera que para nadie ha pasado desapercibida la presencia de Miguel Sebastián en la troika que negocia los acuerdos anticrisis. "Es un valor en alza", me comentan, de la misma forma que Elena Salgado "ha cumplido su misión pero el presidente sabe que para vender la nueva imagen de la recuperación necesita también una cara nueva que no se identifique con la subida de impuestos".
Por cierto, hablando de fiscalidad y de rectificaciones. Por muchas razones que se invente para justificar los cambios en el IVA lo cierto es que ahora empiezan a ver lo más como un problema que como una solución, sobre todo por la inflexibilidad de CiU para cerrar acuerdos si persiste la subida del impuesto.
Pero también estar de ya para dar marcha atrás porque el plan de lucha contra el déficit ya ha sido bendecido por Bruselas, lo que no es óbice para que se pacten nuevas rebajas sectoriales añadidas a la de los servicios domésticos. El turismo y determinados productos básicos y culturales están en el punto de mira de las negociaciones. Al tiempo.