
Esta semana, con el despacho con el Rey en Mallorca, concluyen las vacaciones del presidente del Gobierno, tras el veraneo en la finca lanzaroteña que el rey Hussein de Jordania regaló al Estado español. Con lo que arranca de hecho el curso político que la próxima semana despegará con toda intensidad.
Rodríguez Zapatero, quien se retiró a descansar después del fracaso de la negociación social y que no ha conseguido mitigar esta decepción con el anuncio de la ayuda mal planteada de 420 euros a los parados que pierdan el subsidio, está en el momento más bajo de su popularidad, como parece natural en la actual coyuntura económica, que probablemente roce el suelo de la crisis.
Zapatero inspira poca confianza
La última encuesta del CIS (hecha pública a finales de julio) así lo atestigua, aunque quizá lo más relevante del sondeo es que ninguno de los políticos valorados consiga el aprobado. En dicho análisis, la valoración de Zapatero ha bajado ligeramente, de una nota de 4,43 hace tres meses a la actual de 4,27, mientras que Rajoy ha conseguido aumentar en una centésima su calificación, hasta 3,55 puntos. Tras Zapatero y por encima de Rajoy se sitúan la diputada de UPyD, Rosa Díez (4,12) y el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida (3,7).
Zapatero inspira poca o ninguna confianza al 67,8% de los encuestados, pero Rajoy sale incluso peor parado, ya que el 79,9% de los ciudadanos muestra su desconfianza hacia él. Es muy difícil, ante este panorama, no evocar aquel conocido refrán: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
La imagen de Zapatero, a prueba en septiembre
Sea como sea, septiembre será una dura prueba para la imagen de Zapatero ya que, aunque se consiga enderezar el conflicto suscitado por los 420 euros, que no alcanzan a quienes se hayan quedado sin subsidio antes del 1 de agosto, las previsiones del empleo son malas es el fin de la temporada de verano, lo que determinará una caída en el sector servicios, en un contexto internacional que comienza a levantar cabeza Alemania ya lleva dos trimestres consecutivos fuera de la recesión, creciendo tímidamente, en tanto nuestro país, que llegó más tarde a las tasas de crecimiento negativo, tardará todavía algunos trimestres en hacerlo.
La erosión que este retraso causará en la imagen de Zapatero puede ser relevante.
Frente a esta adversidad, Zapatero planteará este curso político en el Parlamento el proyecto de ley de Economía Sostenible, que podría quedar en pura retórica si no va acompañado de un acuerdo social de envergadura y de reformas estructurales profundas que permitan una modernización real de nuestra economía. Al propio tiempo, las leyes del Aborto y de Libertad Religiosa constituirán focos de debate que aliviarán al Ejecutivo de la presión de la crisis, que seguirá siendo pese a todo la estrella de la actualidad.
Presidencia española en la UE
Zapatero y su equipo confían en la presidencia española de la Unión Europea durante el primer semestre de 2010 para recuperar el terreno perdido en el terreno de la imagen y la popularidad. La ya célebre conjunción planetaria de la presidencia europea de Zapatero que coincide con la presidencia norteamericana de Obama es, bromas aparte, una ocasión de oro para nuestro país y, a otra escala, para la recuperación del impulso europeo, que sin duda se potenciará con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa si Irlanda celebra exitosamente su referéndum de ratificación este otoño.
Si en el 2010 comienza a tocarse con la punta de los dedos la recuperación económica y el paro se estabiliza ?probablemente a partir de una cota del 20%-, las expectativas de la actual mayoría parlamentaria podrían mejorar. Y, siempre que no se produzca una sentencia catastrófica del TC sobre el Estatuto, los socialistas tendrían oportunidades de revalidar el gobierno catalán de coalición en las elecciones autonómicas que se celebrarán en octubre.
Lógicamente, el éxito o el fracaso de la evolución de Zapatero dependerá también de cómo el Partido Popular salga de su actual atolladero de corrupción. Cuando se escriben estas líneas, no parece que las maniobras de diversión urdidas por el PP para sacudirse los escándalos que lo aquejan vayan a permitirle remontar el vuelo.
Así las cosas, el panorama se entrevé confuso y cada vez parece más claro que el calendario será decisivo en el desenlace de esta legislatura: si se llega a 2012 con el problema económico resuelto o en vías claras de solución, el PSOE tendrá opciones de mantenerse en el poder. En caso contrario, un Rajoy más y mejor orientado podría tener su gran oportunidad.