España

La Terminal 1 de El Prat entra en pista

Hoy se ha inaugurado la mayor infraestructura construida en Cataluña en las últimas dos décadas. Cerca de 550.000 metros cuadrados para recibir a una media de 80.000 pasajeros al día y el ansia de enlazar por fin la capital catalana con destinos internacionales.

La nueva terminal del aeropuerto de El Prat llega después de casi diez años de planificación, modificaciones, construcción y en medio del debate abierto sobre la descentralización del sistema aeroportuario español, prometido por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hace ahora un año.

La Terminal 1, diseñada por el catalán Ricardo Bofill, ha costado 1.258 millones de euros y es una de las más modernas de toda Europa. Su puesta en marcha mañana supone la creación de 3.000 puestos de trabajo directos, cifra que aumenta en un 20 por ciento la actual plantilla del aeropuerto catalán, unas 15.000 personas.

Posibilidades laborales futuras

Además, el Ministerio de Fomento se ha mostrado esperanzado con las futuras posibilidades laborales de la ampliación que, según la administración, creará 40.000 puestos de trabajo directos e indirectos en los próximos años. José Luis Rodríguez Zapatero, el president de la Generalitat, José Montilla, y el actual ministro de Fomento, José Blanco, han dado por inaugurada la ampliación de El Prat. Pero las previsiones anuncian nubarrones.

Antes de la llegada del año 2000, cuando por El Prat circulaban menos de 20 millones de pasajeros y al calor de la bonanza económica, políticos y sociedad civil empezaron a murmurar sobre la necesidad de ampliar el aeropuerto, que contaba entonces con tres terminales (que ahora pasan a denominarse T2).

El tiempo les daría la razón y el auge del turismo y de los vuelos low cost hicieron que las tres terminales se quedaran pequeñas para abarcar los 30 millones de pasajeros que llegaron en 2006 y los casi 33 que lo hicieron hace dos años, cuando el esqueleto de la futura T1, entonces Terminal Sur, tomaba forma. Además, la comparación con el internacional Barajas y el anuncio por parte de Iberia de ir reduciendo sus vuelos desde Barcelona, ahogaron al empresariado catalán que buscó, incluso con multitudinarias y mediáticas reuniones, empujar las obras de la terminal que mañana empieza a operar.

Sin embargo en menos de un año, el tráfico aéreo de El Prat ha caído más de un 8 por ciento y los viajeros lo han hecho entorno a un 10 por ciento, situando las cifras en los mismo niveles que a finales de 2006.

Gestión del aeropuerto

El despegue de la nueva terminal y del nuevo aeropuerto llega en medio del debate que mantiene la Administración central y las autonomías sobre la posible descentralización de la gestión de los aeropuertos. La Generalitat catalana persiste desde hace tiempo en su intención de entrar en El Prat para asegurar su buena marcha y su punto de vista internacional, mientras que la Comunidad de Madrid se muestra favorable a tomar parte en el control del aeropuerto de Barajas.

Pero la condición para que el Estado de entrada a las autonomías en la gestión de sus aeropuertos pasa porque estos sobrepasen los 30 millones de pasajeros anuales, requisito que ambas comunidades cumplen.

Caída del tráfico aéreo

Sin embargo la caída del tráfico desde finales del año pasado y las previsiones de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (Iata) hace prever una rebaja de esta cifra. Para ir calentando motores antes de la inauguración, el ministro Blanco mostró hace pocas semanas su disposición a modificar el modelo de gestión aeroportuaria en el que participara el sector privado y las autonomías, allí donde los aeródromos fueran los suficientemente importantes.

No hay duda del interés de la administración catalana y del empresariado de la comunidad por hacer escalar posiciones al aeropuerto de El Prat. Tantas que no han dudado en darse la mano para relanzar Spanair y tratar de convertirla en una nueva aerolínea, con el permiso de la nueva Vueling, con José Manuel Lara y Josep Piqué a los mandos. Spanair será la encargada de operar el primer vuelo que despegue de la T1 mañana a las seis de la mañana. El destino será Madrid.

El primer vuelo, desde Palma de Mallorca

La compañía catalana entra con fuerza en la nueva terminal desde la que operará 128 de las 240 operaciones que hay programadas para el día de mañana. El primer vuelo que aterrice en la T1 también será de Spanair, procedente de Palma de Mallorca.

Pese a la imperiosa necesidad de contar con destinos internacionales y los esfuerzos en este sentido que se han hecho desde Cataluña, un avión de Lufthansa con destino Múnich (Alemania) será la primera salida internacional, mientras que Singapore Airlines operará el primer vuelo intercontinental dirección Singapur. Un US Airways con origen Filadelfia será el primer vuelo intercontinental que desembarcará en la nueva terminal. Las compañías de la alianza Star Alliance son las primeras en ocupar la nueva terminal, pero antes de finales de año se completará el traslado de las compañías de OneWorld (Iberia y Vueling) y SkyTeam (Air Europa).

Una terminal completa

Ni Estado ni Generalitat han escatimado a la hora de intentar situar El Prat en la Champions de los aeropuertos. Con una capacidad de hasta 90 operaciones a la hora, la T1 cuenta con 166 mostradores de facturación, más de 250 pantallas informativas, medio centenar de controles de pasaporte, 101 puertas de embarque y 12.000 plazas de aparcamiento divididas en seis torres de varias plantas cada una.

El impactante aspecto de la terminal, que quiere aumentar el flujo de pasajeros en Barcelona hasta los 55 millones, busca, según han reconocido los responsables de Aena, una mayor funcionalidad para los pasajeros: menor tiempo de espera entre el aterrizaje y el desembarque de los aviones, menos complicaciones técnicas para las aeronaves o la rapidez en el traslado de las maletas hasta las cintas, operativo que puede organizarse en menos de diez minutos.

Zona comercial y de ocio

Pero uno de los mayores atractivos de la terminal, más allá de su arquitectura, es al aspecto de gran tienda que la oferta comercial le confiere. Bajo el nombre de La Plaza, la zona comercial de la T1, con 30 millones de clientes potenciales, abrirá sus puertas con 36 tiendas de las 51 que están previstas y con 11 de los 30 restaurantes proyectados. En un espacio de 28.000 metros cuadrados estarán presentes marcas como Zara, Massimo Dutti, Desigual, Custo o un restaurante del chef Carles Gaig.

La terminal tendrá un centro de negocios, gestionado por World Trade Center, una veintena de cajeros automáticos y ocho salas VIP con servicio de masaje incluido.

La nueva terminal no quiere parecerse, excepto por los vuelos internacionales, a la T4 de Madrid. Los 1.258 millones representan una quinta parte del desembolso que se hizo en Barajas, aunque la infraestructura catalana no tenga nada que envidiar a la de la capital. Los responsables del ampliado aeropuerto probaron durante varios días el sistema de gestión de equipajes con 18.000 maletas para evitar los atascos que vivió la T4 los primeros días de su puesta en marcha.

Ampliación inacabada

La instalación aeroportuaria arranca hoy a la espera de la llegada de infraestructuras que permitan al pasajero desplazarse en transporte público. Las obras de la línea 9 del Metro continúan y se prevé que lleguen a la terminal en 2014, mientras que para la prolongación de las líneas de Cercanías todavía no hay fecha prevista en el calendario. Para lo que sí hay fecha es para la terminal satélite que Aena ha adelantado tres años y estará lista en 2012. Las obras empezarán este mismo mes y se construirá junto a la T1. El encargado de levantar la nueva infraestructura, de 600 millones, será de nuevo Ricardo Bofill.

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