
La necesidad de un pacto de Estado contra la crisis, que una esfuerzos y voluntades bajo la superior dirección del gobierno legítimo -que debe asumir plenamente su responsabilidad-, empieza a ser un clamor.
Felipe González, quien ha recuperado su talla de estadista desde que ha sido nombrado presidente del Comité de Reflexión sobre el Futuro de Europa, o Comité de Sabios que debe determinar los rumbos futuros de la Unión, ha propuesto tal pacto.
E incluso los expertos aseguran que sólo así se conseguirá, si no la solución de la crisis, que nos desborda por global, la generación progresiva de un clima de confianza que hará posible una recuperación del consumo y una progresiva expansión de la demanda en general.
Zapatero no se muestra entusiasmado
El presidente del Gobierno no parece sin embargo entusiasmado con la idea. Bien es cierto que en el último debate parlamentario sobre la crisis pidió genéricamente la colaboración de los restantes grupos, pero no ha habido una llamada solemne y formal en tal sentido, a la que difícilmente podría negarse el principal partido de la oposición, que, por su parte se limita a criticar la política económica del Ejecutivo sin proponer otra distinta.
Y es muy difícil de entender que los dos grandes partidos consigan con tanta facilidad el pacto vasco, que es en realidad un simple reparto del poder, y sean en cambio incapaces de aproximar posturas en torno al asunto que nos quita el sueño a todos los españoles.
El espectáculo parlamentario está resultando por lo demás deprimente. La mayoría socialista está empeñada en abrir debates éticos y sociales, como el de la reforma de la ley del aborto o de la laicidad, que tendrían gran interés y serían muy oportunos en otra coyuntura pero que en las circunstancias actuales generan desazón y división, al tiempo que distraen a la clase política y a la opinión pública de los temas centrales.
Dividir a la sociedad
Y las minorías, empezando por el PP, gozan acorralando al Gobierno en asuntos de menor cuantía aprovechando que la matemática electoral le es adversa después de haber decidido el PSE descabalgar al PNV de Ajuria Enea... Juegos florales contra la crisis.
Parece claro que en estos tiempos no procede dividir a la sociedad en asuntos que no son verdaderamente perentorios. Ni es lógico abrir polémicas sobre cuestiones sensibles cuando de lo que se trata es de arrimar el hombro, de hacer un gran ejercicio colectivo de solidaridad y de poner de manifiesto ante los millones de damnificados por la crisis -cada vez más millones- que ellos son en esta hora la gran preocupación.
Y cuando el diseño del modelo de crecimiento del futuro, basado en la conquista de mayores cotas de productividad por unidad producida, requiere igualmente un consenso profundo de forma que cualquier alternancia no suponga la vuelta atrás.